SERVICIOS SOCIALES PARA TODOS Y TODAS. NO A LOS RECORTES

01 marzo 2007

ALGO ESTÁ CAMBIANDO.


Antes de nada quiero aclarar que tengo 29 años. Es que ando un poco turbado a cuento de una conversación que escuché sin querer, pero adrede, ayer. Aclaro: Yo pasaba por la calle y una chica hablaba por teléfono, y aunque nadie me invitó a ello, pegué la oreja. Era una chica adolescente. Muy adolescente. De esas chicas tipo de hoy en día, que parecen fabricadas en una nave industrial de Valdemoro muy “ossea” con decorado de La Moraleja. Creo que las hacen por lotes, como a las Barbies.

Veamos. Gafas de sol rollito pantalla de cine de verano, de las que te tienes que imaginar la carita de la torda parapetada detrás. Algo estilo “quierosercomovictoriabeckam”. Chupa ajustadita en plan “molomogollón” y vaqueros caídos, como, como yo, vamos. Je. El caso es que según pasaba a su lado, ella estaba juvenilmente sentada en el suelo con los vaqueros sucios y roídos, rollito “soy más pija que la Paris Hilton pero visto guarro ossea”, no pude evitar escuchar la conversación, o como se pueda denominar al intercambio de claves que mantenía por el móvil con, a todas luces, su súper amiga y súper confidente. De antemano diré que escuchar, escuché lo que pude, pero entender, ¡no entendí nada! Palabrita del niño Jesús. Ni papa. Reproduzco:

- Si claro tía es q…
- Ahá, si, claro…
- Es que ya se lo dije yo, tía…
- Si, ahá, si tía…
- Que es que no podía…
- Si, osea tía es que…
- Claro tía, ahá…
- Es que claro osea tía, ¿sabes?...

Me fui alejando poco a poco mientras me preguntaba si me había hecho mayor de repente, o si los jóvenes de ahora han inventado un lenguaje universal rollo esperanto, y que son capaces de hablarlo al margen de los demás mundanos. Os juro que entendía mejor a ET antes de enriquecer su vocabulario con las ya dos famosas “mi casa” y “teléfono”. Seguí paseando absorto en mi devenir, en mi incapacidad por ocultar de que por mucho pantalón roído y caído que me ponga, por muchas camisetas de moda, por muchas playeras de pana y por mucho pelito largo, los años pasan inexorablemente, y que hace unos cuantos, cuando todavía adolescentes, estábamos convencidos de ser tan sumamente avanzados que nuestros hijos no iban a poder pegárnosla, nuestros padres debían estar descojonándose por las esquinas.

Hoy me he puesto camisa.

No hay comentarios: