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23 marzo 2007

COSTALERAS Vs. SANTA MADRE IGLESIA.


No señor, solo faltaba, ahí, debajo del paso dale que te dale, frotándose y frotándose sin ningún pudor, orgía, fornicio, desmesura… Y claro, al final uno (y una) desatiende sus obligaciones y el paso va a destiempo. Es que no me extraña que el hermano mayor de una hermandad cordobesa haya prohibido, después de seis años llevando el paso, que dos mujeres costaleras, sigan con dicha función. Piensen ustedes en las mujeres de los demás costaleros, el fervor religioso distorsionado por los celos irreductibles que les lleva a centrar su atención en la infidelidad marital que se lleva a cabo bajo el paso, en lugar de pedir penitencia y buenos augurios para todo el año. Es que no puede ser.

Es que la situación pone mucho, no me digan que no. Veinte tíos, en este caso con dos tías, sudando como animales, con turbantes en la cabeza (desconozco porque se los ponen pero muchos lo hacen) con unas chepas que les salen por el peso del Santo y con un semblante de esfuerzo super sexy. Lamento comunicar: El hermano mayor y los representantes de la santa madre iglesia que se han mostrado a favor de la medida están enfermos, probablemente algún tipo de obsesión sexual, fruto de una educación reprimida, que les lleva a ver donde no hay, o es que a lo mejor para ellos si que hay, quien sabe. En cualquier caso yo no dejaría a una hija de ocho años a su cuidado. Estos de la iglesia no hacen más que patinar. Cuando hablo de la iglesia me refiero a la iglesia como institución, machista, retrógrada, sectaria y homófoba. No me refiero ni a los creyentes (muchos de los cuales son el fiel reflejo de lo anteriormente descrito) ni a ciertos religiosos que ejercen su labor con mucha dedicación y entrega al prójimo.

La verdad es que las costaleras en cuestión sabían a que carro se subían, y cuando uno se relaciona con instituciones sectarias sabe lo que se juega. La iglesia es así y a este paso así seguirá, dando lecciones de moral a diestro y siniestro, viendo en el ojo ajeno no se que de unas pajas sin ver las que se hacen los suyos, y si las ven lo ocultan, o en el peor de los casos, les promocionan (véase el obispo de Boston). Lo que me pregunto es si cualquier entidad o institución marginara a alguien por ser mujer, gay, divorciado o cualquier otra cosa dentro de la gama de características excluyentes que reúne el formulario de inscripción de la iglesia católica, si no se abriría algún expediente sancionador, o no se les obligaría a indemnizar a los agraviados, o al menos se les reprocharía públicamente por parte de las instituciones y de los partidos políticos. No, lo digo más que nada porque es inconstitucional, y como para según que cosas algunos en este país tiene a la Constitución en la boca todo el santo día, pues igual… Pero claro, parezco gilipollas, con la iglesia hemos topado.

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