SERVICIOS SOCIALES PARA TODOS Y TODAS. NO A LOS RECORTES

30 marzo 2007

EIN? CAN LLU REPIT??????


El grupo de música Dover ha ganado tres premios en la gala que tuvo lugar ayer para condecorar a la mejorcito de su ramo. De forma accidental me paré a ver un rato la entrega de premios en la tele y justo en ese momento actuaba el mencionado grupo. No me desagrada, tiene su puntito marchoso y ahora, con el giro que han dado, resulta bastante festivalero. La única cose que no entiendo es porqué cantan en inglés. Dover es el único grupo español que canta en la lengua de la Gran Bretaña y que ostenta el dudoso honor de hacerlo de tal manera que ni siquiera los nativos de aquellas islas entiende una palabra de lo que dicen. Quiero decir que si cantaran en suahili entenderíamos lo mismo.

No se si tendrá que ver con lo extraordinariamente grosera, soez y desagradable que resulta la vocalista en cuestión, que no se si se llama Amparo, o a lo mejor Amparo en la rubia tísica que toca la guitarra y que resulta ser hermana de la primera. He estado en dos conciertos de ese grupo y francamente, ver como la tía esa escupe al público, se comporta como un hooligan borracho desbocado y retuerce los músculos de la cara hasta el punto que hace parecer a Jim Carrey un aficionado a los gestos, no me va mucho. Ahora lo cachondo, es que una vez han abandonado el pseudo hevy pijo de la zona noroeste de Madrid, y desembarcados en la música electrónica al más puro estilo aprendiz de Madonna, le da por vestirse con vestiditos sesenteros, rollo estudiante frígida con ensaimada en la cabeza incluida.

Dicho todo esto, debo admitir que me encontraba un poco escaso de ideas hoy y he echado a suertes a ver a quien le hacía yo un traje. Y les ha tocado a ellos, mala pata. Estoy dejando correr un poco el aire y cargarme las pilas para dedicarle una preciosa carta de amor al trío calavera, Acebes, Zaplana y Rajoy y a su comandante en jefe, An$ar (si no los menciono, reviento), pero eso llegará otro día, que si no me dicen que me repito mucho con el tema, y entiendo que provoca acidez.

Con respecto a Dover, decir que me parece estupendo que les den premios y que yo seguiré escuchando sus canciones siempre que me gusten, pero procuraré que en mi afán por conocer gente nueva, éstos se parezcan lo menos posible al troll que lidera la banda y que canta en un idioma que solo ella conoce.



Por cierto que la torda de la que hablo es la de la foto, en esta sale guapa, por si alguien sentía curiosidad.

28 marzo 2007

SUERTE LA TUYA COMPADRE.


Estaba yo apunto de desenfundar la pluma para hablar del patético e indecente boicot a Prisa, de las tordas que se presentaron a Miss España (vaya tela…) y de los ochenta céntimos que cuesta un café para Zapatero, cuando me he tenido que marchar para hacer una visita a una señora mayor (cuestiones de curro).

He salido de casa de la señora con una sensación extraordinaria. Paso de las chorradas arriba indicadas, a las cuales ya les dedicaré mi tiempo en mejor ocasión. Ahora quiero hablar de la señora en cuestión. Los pelos como escarpias se me han quedado al escuchar a la mujer contarme que era viuda desde hacía catorce años y que seguía queriendo a su marido igual que el primer día. Sus palabras se quebraban y no pudo la buena mujer reprimir las lágrimas. “Lo mejor de mi vida”, “el hombre más bueno del mundo”. No he podido dejar de sentir cierta envidia por ese fulano, que reposa en algún lugar y que le ha quedado la satisfacción de haber sido amado y haber amado. Pero amor del de verdad, del bueno, del que hace que uno pueda salvar cualquier obstáculo, por el que uno vive y muere, ese que hace que frente a la adversidad uno desenvaine la espada, se ponga el mundo por montera y con un sonoro “voto a tal” se entregue al lance con la seguridad de estar haciendo el bien, de saberse respaldado por el amor que entrega y que recibe, de saber que el mundo puede cambiar y que quiere que ese mundo cambie manteniéndose al lado del otro.

Me sentí relajado en la silla, y lo que suele ser una visita fugaz y de rutina, se convirtió en un fabuloso cuenta cuentos al que asistía como privilegiado invitado. Me contó que empezó a trabajar a los nueve años sirviendo a una familia de militares, que dejó de trabajar a los veintinueve cuando se casó “con el hombre más bueno del mundo”, que él ya padecía de los bronquios, pero que eso no fue un impedimento para su compromiso, que ha tenido un solo hijo que es, si cabe, más bueno que el padre, que su nuera es como su hija y que reza cada día para que nada malo les ocurra. En su relato se mezclaba el cansancio, la admiración, el respeto, la preocupación; capítulos de una vida intensa en la cual le mereció la pena embarcarse al lado de un compañero de viaje al que seguía teniendo al lado, más allá de la foto de recién casados, antigua y con ese color amarillento que imprime la luz sobre el papel con el paso del tiempo, le tenía y le tendrá a su lado hasta el día que nos diga “ahí os quedáis, que yo me voy con mi marido, que ese es mi sitio”.

Me marché de su casa pensando en todo lo que me había regalado, y no pude reprimir una sonrisa burlona, una mueca que dediqué a la vida que día a día procuramos complicarnos de una manera u otra, a través de ambiciones mundanas, de aspiraciones utópicas, de bocados de fantasía, de intolerancia inflexible, sin darnos cuenta, que todo ello no contribuirá a que nos amen, ni a amar, y si en vida no nos han amado, no nos recordarán, entonces si que morimos.

Suerte la tuya compadre, que sigues más vivo que muchos de los que se arrastran por los caminos de la vida.

23 marzo 2007

COSTALERAS Vs. SANTA MADRE IGLESIA.


No señor, solo faltaba, ahí, debajo del paso dale que te dale, frotándose y frotándose sin ningún pudor, orgía, fornicio, desmesura… Y claro, al final uno (y una) desatiende sus obligaciones y el paso va a destiempo. Es que no me extraña que el hermano mayor de una hermandad cordobesa haya prohibido, después de seis años llevando el paso, que dos mujeres costaleras, sigan con dicha función. Piensen ustedes en las mujeres de los demás costaleros, el fervor religioso distorsionado por los celos irreductibles que les lleva a centrar su atención en la infidelidad marital que se lleva a cabo bajo el paso, en lugar de pedir penitencia y buenos augurios para todo el año. Es que no puede ser.

Es que la situación pone mucho, no me digan que no. Veinte tíos, en este caso con dos tías, sudando como animales, con turbantes en la cabeza (desconozco porque se los ponen pero muchos lo hacen) con unas chepas que les salen por el peso del Santo y con un semblante de esfuerzo super sexy. Lamento comunicar: El hermano mayor y los representantes de la santa madre iglesia que se han mostrado a favor de la medida están enfermos, probablemente algún tipo de obsesión sexual, fruto de una educación reprimida, que les lleva a ver donde no hay, o es que a lo mejor para ellos si que hay, quien sabe. En cualquier caso yo no dejaría a una hija de ocho años a su cuidado. Estos de la iglesia no hacen más que patinar. Cuando hablo de la iglesia me refiero a la iglesia como institución, machista, retrógrada, sectaria y homófoba. No me refiero ni a los creyentes (muchos de los cuales son el fiel reflejo de lo anteriormente descrito) ni a ciertos religiosos que ejercen su labor con mucha dedicación y entrega al prójimo.

La verdad es que las costaleras en cuestión sabían a que carro se subían, y cuando uno se relaciona con instituciones sectarias sabe lo que se juega. La iglesia es así y a este paso así seguirá, dando lecciones de moral a diestro y siniestro, viendo en el ojo ajeno no se que de unas pajas sin ver las que se hacen los suyos, y si las ven lo ocultan, o en el peor de los casos, les promocionan (véase el obispo de Boston). Lo que me pregunto es si cualquier entidad o institución marginara a alguien por ser mujer, gay, divorciado o cualquier otra cosa dentro de la gama de características excluyentes que reúne el formulario de inscripción de la iglesia católica, si no se abriría algún expediente sancionador, o no se les obligaría a indemnizar a los agraviados, o al menos se les reprocharía públicamente por parte de las instituciones y de los partidos políticos. No, lo digo más que nada porque es inconstitucional, y como para según que cosas algunos en este país tiene a la Constitución en la boca todo el santo día, pues igual… Pero claro, parezco gilipollas, con la iglesia hemos topado.

22 marzo 2007

HA SIDO UN PLACER.


Estamos condenados a desaparecer. Muy pronto no tendremos nada de humanos. Seremos una especie de androide cutre, camino entre C3PO y algún friki moderno. Lo dicho, estamos acabados, caput. Ayer me costó un güevo de pato escabechado encontrar un buzón. Si, un buzón de esos amarillos de toda la vida, donde uno mete una cosa llamada carta en formato papel y luego una empresa llamada Correos (por cierto que vaya nombre más soez, ahí, imponiendo acciones) la lleva a su destino. Estaba en pleno centro de Madrid y pude pasar por delante de quince Cíber cafés antes de encontrar un buzón. Mi sorpresa rayó la indignación cuando, ofuscado ya por las circunstancias, decidí preguntar a un barrendero si sabía donde podía encontrar un buzón y que no fuera en el Museo Antropológico. “¡Buf! Yo creo que es que de eso ya es difícil encontrar” Contestó. Si os lo digo yo, terminaremos por ir a pilas.

Está claro que la tecnología se está imponiendo a las tradiciones de forma excluyente, y que por más que pensemos que pueden ser compatibles al final la marginación de hecho que van a sufrir ciertas costumbres las llevarán a su desaparición. Se ve que los buzones se hacen innecesarios. A las cabinas telefónicas se las empezó a arrinconar cuando se impuso el teléfono móvil y proliferaron los locutorios como setas. Menos mal que la carta que envié no necesitaba sello, porque ya veo la cara de asombro del tío del estanco al escucharme pedir el sello, que por cierto ahora son pegatinas, que hay que cuidar la estética y pasar toda la lenguaza por el pegamento de la estampita no queda estético, e incluso fomenta la drogadicción entre los jóvenes (que me lo ha dicho la Mari, mi vecina del primero). Pues eso, que ahora da más vergüenza ir al estanco a pedir un sello que hace unos años entrar en una farmacia llena de viejecitas recién salidas de misa a comprar una caja de preservativos sabor a fresa.

Si es que estaba cantado. Teníamos que haberlo sospechado cuando todos pusimos un microondas en nuestra vida y apartamos el cazo de nuestros despertares. Si es que se veía venir. Llegaron los Ipods, las PDAs, las teles con pantalla TFT, los móviles, los MP3, los Tamagochis (cuanto daño han causad estos seres electrónicos…), el Messenger, los mails, la domótica, los GPS, y como no, el soporte infame en el cual os cuento mi devenir diario a golpe de teclado, que ha condenado a mi pila de cuadernos al más oscuro ostracismo.

21 marzo 2007

TRABAJO Y DIGNIDAD.


Cuando la ignorancia y la indecencia se hacen con cargos de responsabilidad en nuestra sociedad, la gente de bien anda lista de papeles. Vivo en mis carnes el despotismo infame de la persona más soez, inculta, altanera e irresponsable (por poner unos cuantos ejemplos) desde hace ya muchos años. Lo malo no es la conducta indigna que tiene hacia los que la rodeamos y en definitiva dependemos de ella, lo peor es que nuestro jornal y el de nuestras familias dependen de su libre albedrío, y éste se mueve cual veleta en función de los golpes que sepamos encajar. Si nos arrastramos a sus pies, aprobamos y apoyamos sus desmanes diarios, encajamos los estoques a nuestra dignidad como trabajadores, o lo que es peor, como personas, y no rechistamos, entonces viento en popa a toda vela.

Lo temible es que hay gente así que ocupa cargos públicos, con responsabilidades ciudadanas, con sueldos estratosféricos y con una capacidad de acción que ya querrían para si muchos presidentes del gobierno. Suelen estar instalados en pequeños municipios, manejar un presupuesto municipal de área nada desdeñable, y encontrar en la connivencia de la oposición su mejor refugio, hoy por ti, mañana por mi, compadre.

En el caso que nos ocupa, se puede decir que reúne todos los requisitos anteriormente descritos, pero además se comporta como una cacique medieval, dispone de la gente a cambio de favores, y suele ir rodeada de una panda de indeseables a los que maneja a su antojo a cambio de resguardarles bajo un manto invisible y fantasma, son sus hombres de honor, son unos comemierdas, que tarde o temprano terminan defenestrados, en la cuneta, sin oficio ni beneficio. Lo he visto con mis ojos, y nunca, nunca, me han dado pena, porque ya lo dice el refranero español, quien siembra vientos...

Nos trata mal. Tampoco se puede decir más. Lo que pasa es que un contrato temporal y un gasto mensual de hipoteca, alquiler, guardería, comida para el enano y ropa, es una ecuación ideal para mantener a raya a una dignidad menguante pero latente. Tienen la suerte de los etarras, la suerte de vivir en una sociedad que no utiliza la revuelta violenta, el camino más cómodo y expeditivo, la que nos permitiría colocarles el pescuezo entre dos maderos en la Plaza Mayor, y al grito de Dignidad y Libertad, dejar que el zumbido de la cuchilla les susurre las cuentas pendientes que tenían con los que queremos una sociedad mejor y les hemos padecido. Y después, Zas, un problema menos.

20 marzo 2007

THE IMPORTANCE OF BEING FATHER.


Lo que es la vida. Uno se pasa su existencia intentando mantenerse firme, y sobretodo parecer firme en determinadas convicciones, y cuando menos te lo esperas, la riada de la contradicción te ha hundido en una marejada de reflexiones y correcciones vitales de las cuales es complicado salir indemne. Yo, integrante de pleno derecho de una sociedad consumista, de la cual participo y muy a mi pesar, a veces gozo, intento proyectar una imagen de independencia surrealista que a veces da hasta risa.

He mantenido siempre que determinadas festividades han nacido con el fin último de gastar y consumir. Nos inventamos “El Día de…” sin ningún pudor y determinamos que la actividad protagonista sea siempre e inevitablemente, hacer un regalo. Pues ahí me he encontrado, toda la vida, en un alarde de rebelión (interesada) frente al liberalismo económico que nos acecha, pasándome por el forro aquellas fechas que consideraba, no ya paganas (las navidades tienen también lo suyo), sino abiertamente cómplices del afán consumista que terminará por engullirnos, si no lo ha hecho ya.

Pues aquí me encuentro, el día después de mi segundo día del padre, babeando por las esquinas porque mi enano me ha regalado (hagamos caso omiso al matiz: tiene catorce meses recién cumplidos) un marco rodeado de lazos de pasta pegados, que enmarca una huella de su mano en azul. Y entonces aquellas cosas que me planteaba yo, ya crecidito, cuando veía los bodrios que regalábamos a nuestros padres con motivo de la mencionada festividad, que eran del estilo “¿Cómo puede ser que guarden estas cosas con lo feas que son?”, acaban de encontrar respuesta al recibir el primer regalo de mi hijo. El muro de firmeza y sólidos principios se ha fundido como un helado de chocolate (por poner un símil empalagoso), pero es que os puedo asegurar que el marco es más bonito… Je.

Felicidades a todos los padres.

16 marzo 2007

HUELE MAL.


Sin ánimo de parecer un ser irritante e irritado, debo decir y digo que estoy hasta el hipotálamo de que la gente sea una cerda. De ninguna manera daré la razón a Sánchez Dragó en lo referente a los madrileños guarros, ya que considero que este extremo es extrapolable al resto de la geografía española. Es intolerable. Estoy harto de la gente que huele mal. Puede parecer un comentario frívolo, superficial e incluso clasista. Me viene al pelo, porque atesoro entre mis escasas virtudes las tres mencionadas, e incluso creo que también podría recordar algún defecto.

Lo dicho. Estoy hasta los güevos de la gente que desprende mal olor. Todo esto viene a que ayer, en uno de mis viajes en metro se me sentó al lado una mujer mayor que no es que oliera mal, es que a aquello ni siquiera se le podía catalogar como olor. Yo, que me han educado para saber estar en cualquier situación, capee la inmundicia con todo el aplomo que pude, lo que no pude evitar fue una leve, aunque persistente, sensación de enfado. Mientras me protegía los orificios nasales como buenamente podía, pensaba lo fácil que resulta ir aseadito todo el día. Es una actividad que no requiere mucho esfuerzo, no daña e medio ambiente, con una mínima inversión en tiempo y sobretodo muy barata. Una pastillita de jabón, un desodorante y un frasco de esos de litro de colonia, queda perfectamente apañado con tres escasos euros. Me pregunto que empuja a un ser humano a ir provocando nauseas allá por donde pasa. Supongo que es dejadez, falta de educación y de civismo y así, dicho en plan castellano antiguo, ser un pedazo de cerdo.

Intenté excusar a la señora, que además de mayor tenía la mirada como ida (me esforcé por dilucidar entre las dos opciones posibles: o padecía algún tipo de enfermedad mental o su propio olor la había dejado en estado cuasi vegetativo, lo cual puedo dar fe, era una hipótesis a considerar), y aliviado me levanté del asiento antes de llegar a mi destino. Lo que terminó por soliviantarme antes de abandonar el vagón es que la jovencita que se encontraba en la puerta desprendía un hedor, distinto al de mi compañera de bancada, pero igual de infame. Pálido mantuve el tipo entrecortando la respiración para huir de aquel ataque químico, y una vez en el andén pensé lo lento de mis reflejos y mi falta de altruismo didáctico ya que podía haber instruido a la torda con una lección de higiene gratuita, en plan haberla vomitado encima, poniéndole en bandeja una excusa perfecta para darse un enjuagado.

Que asco.

15 marzo 2007

INMACULADA DECIDE MORIR.


Inmaculada decide morir. No le he cambiado el título al libro de Paulo Coelho, y aunque en este caso, no se llame Verónika, hoy la protagonista es una mujer andaluza que se ha liberado de un lastre, su propia vida. El debate moral acerca de la eutanasia nos acompaña desde hace tiempo, en el caso de la eutanasia pasiva, parece que hay cierto consenso, ya que no causamos la muerte a nadie por acción, sino que lo que hacemos es no prolongarla de manera artificial. La eutanasia activa es otro cantar, que como siempre pasa, es tema sobre el que todos nos permitimos el lujo de opinar, sin ser capaces de empalizar lo más mínimo con los verdaderos afectados, imponiendo nuestro criterio moral, a la vida real.

Yo me alegro por Inmaculada, que así se llama la mujer que sacó su billete de ida y embarcó gustosa hacia algo que desconocía, pero que a todas luces se le antojaba mucho más apetecible que una vida amarrada a la cama. Ella quería morir y murió. Como debe ser. La vida es patrimonio exclusivo de uno mismo, y solo de forma individual se puede elegir entre hacer uso de ella, o pasar página. Ni la iglesia ni el estado, ni los diferentes grupos de presión que quieren satisfacer sus expectativas morales proyectando de forma impositiva un estilo de vida que ellos consideran adecuado, pueden hacerse valedores de la vida ajena, instructores de pensamiento único acerca de cómo cada cual debe vivir, y por supuesto morir. La dignidad es un sentimiento individual que cada uno calibra según sus propias vivencias. Para Inmaculada la dignidad en vida pasaba por dejar de padecer día a día su dolencia, y por desgracia solo había un camino, decidió libremente (no dudo que muchos soplagaitas mesiánicos entrarán a valorar el concepto “libremente” y si esta mujer estaba facultada para tomar en libertad semejante decisión) tomarlo, y en su muerte labró la dignidad que la había faltado en vida.

Inmaculada ha muerto para los que aquí se quedan y la quieren. Para ella, no ha hecho sino empezar el resto de su vida, ha zarpado en un barco en el que había querido navegar desde hacía diez años, y por fin ayer, se le permitió soltar amarras. Yo me alegro.

14 marzo 2007

PROXIMA ESTACIÓN: HASTÍO.


Hoy estoy de malas. Entre que he dormido fatal y que acabo de firmar mi noveno contrato temporal en el mismo puesto de trabajo, me voy a poner las botas. Que me llamen frívolo, me importa un güevo de pato, pero los dos partidos políticos mayoritarios de este país están excediéndose en las labores sexuales para con los ciudadanos. Es decir, están dando demasiado por culo (lamento la ordinariez, pero ya he explicado que estoy muy quemado).

Se pasan el día enzarzados en disquisiciones, que sin dejar de ser importantes, andan demasiado lejos del pueblo. Los que cogemos el metro, o el coche por la mañana para ir a currar, los que trabajamos lejos de las políticas económicas, los grandes pactos de estado (aunque sean estos una especie en peligro de extinción), los que tenemos muchas otras responsabilidades aparate del propio trabajo fuera de casa, los que miramos la cuenta veinte veces al mes para ver como vamos de pasta. Y como no, los que firmamos ochocientos contratos para seguir rumiando en la misma mesa todos los días. Cuando ocurre esto último, a uno le dan ganas de meter a los sindicatos complacientes y a los gobiernos mentirosos (de paso unimos a ellos a todo el arco parlamentario, por no oponer resistencia) en una cápsula y mandarlos a tomar por culo, para que sigan discutiendo sobre sus memeces y resolviendo sus traumas fálicos, lejos de donde puedan hacer daño.

Que no me venga ningún gobierno más a venderme la moto sobre la estabilidad en el empleo, sobre las políticas de consolidación laboral, sobre intenciones mesiánicas en relación a un futuro laboral incierto de muchos curritos, que no es que les preocupe su futuro, es que les agobia su presente. Trabajo en la administración pública desde hace muchos años, no soy funcionario, hago guardias por las que no me pagan y renuevo contrato anualmente, cada uno con su pertinente periodo de prueba, y lo único positivo que he sacado de esto, es que me voy ahorrar un pastón en el papel para la pared de mi casa, porque la tengo forrada de contratos.

Quizás la cita de Sastre esté en lo cierto, pero a veces se hace difícil. Por mi parte que les vayan dando.

12 marzo 2007

11-M.


Blas de Otero veía Europa ahogada en sangre,

Y España también sangraba...

Cuando la paloma despegó, quisieron quebrar sus alas,

Europa sanaba,

Y España aún sangraba,

Cayeron los muros y las alambradas,

Ya se respiraba, se crecía,

Pero se mantenía la llaga, y ésta sangraba.

Y aún hoy, con las alas desplegadas,

Los lobos rondan sedientos derramando dolor y lágrimas,

Y España todavía sangra...



¡Basta ya!



Este poema que escribí se publicó en un libro que editó un Ayuntamiento con motivo de los atentados y quería reproducirlo como homenaje a las víctimas. Que la historia no se vuelva a repetir y el tiempo ponga a cada uno en su sitio.

09 marzo 2007

A DIOS PONGO POR TESTIGO.


Resulta que iba a entregar todo mi ser a un ejercicio de vanidad impropio en mi, utilizando este espacio para comentar a quien deseara leerlo que han seleccionado un relato que presenté a un certamen como uno de los 10 que serán publicados en un libro, y por causas ajenas al tema me han saltado los plomos.

Estoy hasta el epidídimo. Hasta el izquierdo para ser más exacto. Los seres humanos estamos condenados, no ya a estar dominados por las máquinas, no, estamos condenados a echarnos en manos del suicidio como única solución al desgaste al que nos someten supuestos avances tecnológicos. Ríete tu de los funcionarios y de las doce pruebas de Asterix. Una mierda. En quince minutos esta mañana me han salido cuatro arrugas, siete canas, una enorme bolsa, que, perdonen la frivolidad, es un atentado contra la estética y el glamour, bajo el ojo derecho, y se me ha puesto una mala baba propia de un cascarrabias de ochenta años.

Me explico. He llamado a Iberdrola. Quería hacer una gestión básica, sencilla hasta para mi enano, cambiar titular del contrato y de la cuenta bancaria. Haceros cargo. Yo, risueño de buena mañana (aunque tenía más de sueño que de ri-), cojo el teléfono, aún optimista, y marco:

- Piiii…
- Buenos Días, teléfono de atención al cliente de Iberdrola…- Para eso son unas máquinas, no pasa más de un tono y ya te ha descolgado la torda enlatada, si quieres colgar, allá tu, pero de entrada pagas.
- Hola…- Musito suave antes de que me corte otra vez el R2D2 con voz femenina.
- Si quiere pedir un duplicado, pulse uno. Para incidencias pulse dos. Para cambio de cuenta bancaria pulse tres…
- ¡Ostias!- La primera vez en la vida que me clavan la opción deseada nada más empezar- ¡¡¡¡Tres, tres, tres!!!!- grito como poseído por el diablo de Tasmania mientras mis compañeras de despacho empiezan a mirarme de reojo entre la sorpresa y el miedo.
- …Si quiere una visita privada al botafumeiro de Santiago de Compostela….- la máquina seguía y ni caso… Coño, si es que había que pulsar y no gritar…Es que la emoción me nubló el sentido…

Pulso el tres.

- Diga uno a uno los números de referencia del contrato.
- Tal, tal, tal y pascual…

Mi paciencia empezaba a parecerse a la empatía existente entre Acebes y Rubalcaba, c’est a dire, empezaba a estar más que cabreado. Lo malo no fue el cambio de número de cuenta, no, lo malo vino después. Cuando quise cambiar el titular del contrato. No reproduzco las opciones porque como ya me temía yo, mi opción no existía. ¿Y ahora que? Utilicé la única opción que me quedaba, que aunque no venía recogida en el amplio menú que me ofertaron, era, al fin y al cabo, lo que quería hacer:

- ¡Quiero hablar con un operador, coño!
¡Oh! Milagro. La, llegados a este punto, maldita zorra enlatada que había atendido mi petición me dijo que me daba paso con un operador.
- En estos momentos todos nuestros operadores están ocupados, su llamada será atendida en aproximadamente tres minutos…

¡Arggggg! ¡Tres minutos! Huelga decir que los tres minutos se expandieron en el tiempo cual soufflé en el horno. A estas alturas mis compañeras me traían vasos de agua y pañuelos para que me enjugara las lágrimas, e incluso alguna me sugirió, creo, un tratamiento con no se que psiquiatra experto en trastornos burocráticos. No voy a reproducir los exabruptos con los que di la bienvenida a la torda de Iberdrola, por respeto a las buenas maneras.

No voy a extender mucho más, pero si os contaré el resultado. Finalmente conseguí cambiar el número de cuenta, el titular del contrato, volví a tener que cambiar el número de cuenta porque no se había registrado, y recepcioné positivamente nosequé información acerca de una carta que me van a mandar para que firme. Una vez colgué el teléfono pesaba quince kilos menos, me congratulé de usar rimel porque mi careto hubiera parecido un código de barras, y me pertreché con una mala gaita impropia de un viernes. Entre temblores me sorprendí a mi mismo cagándome en Iberdrola, en la madre que la fundó y en los avances tecnológicos que acabarán por reducirnos a la mínima expresión. Joder.


Imagen superior de Forges (tomada sin permiso previo, ups!)

08 marzo 2007

8 DE MARZO.


Hoy es el Día Internacional de la Mujer, de la mujer trabajadora, más concretamente. Es decir, de todas, o por lo menos de la mayoría de las mujeres. Mientras tengamos que celebrar el día de la mujer trabajadora uno diferente al día uno de mayo mal asunto. Lo digo porque mientras nos veamos obligados a diferenciar es que seguimos sin alcanzar la plena igualdad.

En cualquier caso hoy, desde aquí rindo homenaje a todos las mujeres trabajadoras, especialmente a las que además de trabajar en casa, fuera de ella, o ambas cosas, son madres. Porque entre el colectivo de féminas currantes, hay unas que se llevan la palma por dos cosas. Por currar más que nadie, y a veces, por obtener un reconocimiento inversamente proporcional al esfuerzo diario. Una madre no es una trabajadora. Una madre es una máquina de precisión infinita que para si quisieran los relojes suizos. Una madre es un ser infatigable al desaliento, para la cual la palabra trabajo se hace pequeña.

El papel de madre nunca fue vetado a las mujeres, pero lo que si se les prohibió durante mucho tiempo fue desarrollar su papel como parte del engranaje laboral de nuestra sociedad. Hoy en día van copando puestos por méritos propios, o por cuotas, a veces, incluso en la universidad nos están adelantando a una velocidad que cuando nos queramos enterar las cuotas de admisión serán necesarias para nosotros.

La mujer y el hombre son distintos. Los grupúsculos fascistohembristas que quieran convencerme de lo contrario han pinchado en hueso. Esto no quiere decir bajo ningún concepto que ni unos ni otros estén más o menos capacitados para desarrollar una tarea, y en todo caso, si esto fuera así no quiero ni pensar el sexo que saldría mal parado.

Si queremos dejar de festejar un día como hoy, unificar la fiesta del trabajador y trabajadora (por una vez me pliego a la ecolalia propia del lehendakari) como personas universales, nos queda mucho camino por recorrer, mucho trabajo por hacer y muchos muros que tumbar. Hasta que esto sea posible mi más sincera felicitación a todas las mujeres, trabajadoras o no, a las madres, y sobretodo a la mía, que ella de currar sabe un rato; que sepáis que mientras dure este camino, muchos estaremos a vuestro lado.

Salud.

05 marzo 2007

ME IRRITA, PERO ME HAGO MAYOR...


Ya lo he apuntado en ocasiones anteriores, pero afirmo y ratifico: Me estoy haciendo mayor. El paso del tiempo es inexorable, como inexorable es el aumento de cosas que me irritan, sobretodo determinados comportamientos que, me apostaría mi llavero de Snoopy, tenía yo hace unos años.

Situación: Voy en el metro, como siempre con mi libro de compañía. Dos estaciones en paz y tranquilidad, sin más ruido que el habitual traquetreo del vagón. Paramos una tercera vez, el remanso de armonía se derrumbó hecho pedazos invadido por un frenético ritmo maquinero de origen desconocido. Localicé al invasor, de hecho tuvo a mal sentarse a mi lado. Un tipo joven, más joven que yo desde luego, con pintillas modernas, una mezcla entre un fan de Héroes del Silencio y David Beckam. En resumen, un adefesio. Le adornaba el mentón una perilla perfectamente recortada, al lado de la cual la mía parecía una madeja de pelo alborotado después de una noche de marcha. Iba con gorrito de lana muy bien calado, flequillo con mechas rubias por fuera. Monísimo. No me extraña que llevara el gorro de lana, porque con tanto decibelio chorreándole en el hipotálamo a través de las orejas, está claro que necesitaba algún tipo de contención para que no se le desparramara el cuero cabelludo en un ejercicio centrífugo.

Incapaz. Me sentí incapaz de seguir leyendo. Entre que soy del género masculino, y que dispongo de una capacidad de atención limitada, el ruido que vomitaba aquel invento tecnológico suponía una barrera infranqueable entre el libro y mi cerebro. Pues no contento con la agresión auditiva, el enemigo echó el resto con toda la artillería. Sacó del bolsillo una plaiesteishion de esas pequeñitas y se puso a jugar a un entretenidísimo juego que consistía básicamente en darse guantazos. No fue el juego violento lo que me irritó, ya que gustoso hubiera emulado el mismo entre él y yo en pleno vagón, fue que la mierda del cacharro tenía el volumen al máximo y tuve que contenerme para no lanzarme al cuello de mi vecino de asiento al ritmo de onomatopeyas propias de esos juegos de peleas.

Aliviado llegué a mi parada. Bajé corriendo, blasfemando con mi libro debajo del brazo, y preguntándome si una buena forma de promover el uso del transporte público no sería establecer un derecho de admisión. Y fue entonces cuando me lo dije: Colega, te estás haciendo mayor…

02 marzo 2007

¿HASTA CUANDO TENDREMOS QUE AGUANTAR?


Estoy así como escocido. Ayer fue un día intenso y se me recalentó el hipotálamo. En resumen se podría decir: ETA/Telemadrid/AVT/pepé -1 ; Democracia - 0. Para aquellos que se escandalicen por meter en el mismo equipo a tan dispares compañeros de viaje una cosita: me importa un güevo. Suficiente paciencia tenemos ya la gente de bien, como para que la ultraderecha más radical española nos intente dar lecciones de moral y convivencia.

Que el postulante voluntario a famélico famoso nos haya metido un golazo, creo que seré capaz de asumirlo. Yo, como ciudadano de a pie, sin responsabilidades políticas ni deber alguno de dar ejemplo, le hubiera dejado continuar con su huelga de hambre hasta que se fuera al otro barrio, ahí, congruente hasta las gónadas. Ahora, entiendo, aunque me cuesta, que un gobierno democrático y de derecho, no puede permitirse la licencia de dejar morir a una persona, por muy cabrona que ésta sea, en la cárcel, o en un hospital,o donde quiera que esté.

Lo anterior lo asumo, porque es un delincuente confeso, asesino condenado, y un auténtico hijo puta al que deseo lo peor en la vida, a él, a sus ascendientes y descendientes. Pero lo que está haciendo el pepé, a través de sus políticuchos y de sus medios de comunicación, es indecente, inmoral y debería ser ilegal. Si por mi fuera, ilegalizaría al pepé, por intento de golpe de estado encubierto (cada vez menos encubierto, por cierto). Me da asco. Ayer, en cuanto llegué a casa, en un ejercicio auto lítico difícil de entender, quise contrastar lo que ya sabía, la prisión atenuada de este hijo puta, en mi despreciada Telemadrid, la televisión de Espe. Lo que vi superó mis expectativas con creces. En el reportaje que dedicaron en las noticias de las ocho y media, mientras hablaban de De Juana, iban poniendo imágenes de su traslado a San Sebastián, y algunas de relleno, como, oh campos de soledad mustios collados, unas imágenes grabadas dentro de la estación de Atocha en el momento de la explosión el 11-M. Lo juro por Don Simón, lo vi, no me lo han contado. Después me aposté con mi menguante conciencia la mejor de mis canicas a que en la mencionada cadena desmantelarían la programación prevista para dedicarle un extenso programa especial a la noticia, en plan “Zapatero se doblega ante ETA. España, Una, Grande y Libre, en peligro ante el avance marxista”. ¡Bingo!. Aún tengo mi canica. Y unas ganas de potar que me caigo.

01 marzo 2007

ALGO ESTÁ CAMBIANDO.


Antes de nada quiero aclarar que tengo 29 años. Es que ando un poco turbado a cuento de una conversación que escuché sin querer, pero adrede, ayer. Aclaro: Yo pasaba por la calle y una chica hablaba por teléfono, y aunque nadie me invitó a ello, pegué la oreja. Era una chica adolescente. Muy adolescente. De esas chicas tipo de hoy en día, que parecen fabricadas en una nave industrial de Valdemoro muy “ossea” con decorado de La Moraleja. Creo que las hacen por lotes, como a las Barbies.

Veamos. Gafas de sol rollito pantalla de cine de verano, de las que te tienes que imaginar la carita de la torda parapetada detrás. Algo estilo “quierosercomovictoriabeckam”. Chupa ajustadita en plan “molomogollón” y vaqueros caídos, como, como yo, vamos. Je. El caso es que según pasaba a su lado, ella estaba juvenilmente sentada en el suelo con los vaqueros sucios y roídos, rollito “soy más pija que la Paris Hilton pero visto guarro ossea”, no pude evitar escuchar la conversación, o como se pueda denominar al intercambio de claves que mantenía por el móvil con, a todas luces, su súper amiga y súper confidente. De antemano diré que escuchar, escuché lo que pude, pero entender, ¡no entendí nada! Palabrita del niño Jesús. Ni papa. Reproduzco:

- Si claro tía es q…
- Ahá, si, claro…
- Es que ya se lo dije yo, tía…
- Si, ahá, si tía…
- Que es que no podía…
- Si, osea tía es que…
- Claro tía, ahá…
- Es que claro osea tía, ¿sabes?...

Me fui alejando poco a poco mientras me preguntaba si me había hecho mayor de repente, o si los jóvenes de ahora han inventado un lenguaje universal rollo esperanto, y que son capaces de hablarlo al margen de los demás mundanos. Os juro que entendía mejor a ET antes de enriquecer su vocabulario con las ya dos famosas “mi casa” y “teléfono”. Seguí paseando absorto en mi devenir, en mi incapacidad por ocultar de que por mucho pantalón roído y caído que me ponga, por muchas camisetas de moda, por muchas playeras de pana y por mucho pelito largo, los años pasan inexorablemente, y que hace unos cuantos, cuando todavía adolescentes, estábamos convencidos de ser tan sumamente avanzados que nuestros hijos no iban a poder pegárnosla, nuestros padres debían estar descojonándose por las esquinas.

Hoy me he puesto camisa.