SERVICIOS SOCIALES PARA TODOS Y TODAS. NO A LOS RECORTES

28 marzo 2006

VIL GÉNERO HUMANO.


Se ha abierto la veda en Canadá. Desde ayer se pueden masacrar focas a discreción. El gobierno de aquel país, para permitir esta práctica, esgrime la excusa de que la superpoblación de esta especie pone en peligro el ecosistema. Los ecologistas protestan. Que queréis que os diga, si normalmente desconfío de los gobernantes de cualquier país y más de los del nuestro, en este caso no me parto de risa porque la situación es más para echarse a llorar. He visto imágenes en la tele que me han puesto los pelos como escarpias. Los más indulgentes descerrajan un tiro desde lejos a las focas, los otros se acercan, con la seguridad de saber que no ponen en grave riesgo su vida, y les atizan en la cabeza hasta matarlas. Valientes cabrones. Luego lo de siempre, se despelleja al animal y se hacen valiosos abrigos con la piel, dejando el resto a merced del hielo y demás animales.

Es una pena que en el mismito momento en el que el intrépido cazador de focas levantase la maza para atizar al bicho, no llegue un elefante marino por detrás y le empale con los colmillos justo debajo de la quinta vértebra, sin piedad. No hablamos de quitarle la piel a tiras al menda en cuestión porque probablemente no serviría ni para hacer panderetas, que para eso tienen más caché las hechas con tripas de cerdo.

Nunca he simpatizado con los actos, fiestas y demás costumbres mundanas que tienen como base del entretenimiento el sufrimiento ajeno, máxime cuando el ajeno es un animal. Tengo que reconocer con una sinceridad psicopática que me produce mucha más risa ver tirar a un tío desde un campanario que a una cabra. Es que la cabra no chilla tanto…

No nos engañemos, si se trata de respetar el ecosistema por problemas de superpoblación no son a las focas a las que hay que dar boleto, sino a mucha chusma que se encarga de arrasar aquello que toca, en este caso empezando por el gobierno canadiense, el norteamericano, el español, que demonios, y así una larga lista de parásitos que no solo aniquilan el medio ambiente sino que también machacan las esperanzas de poder creer que un día el ser humano no se irá a hacer compañía al lince ibérico en la memoria de los restos. Y que dejen a las focas en paz, digo.

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