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08 marzo 2006

AHORA, TU VIDA.


En estas circunstancias siempre es difícil empezar a escribir. Como tantas veces ocurre, no te conozco. O en realidad si, por desgracia, una vez más se debe a un lamentable episodio. Solo tienes cinco añitos y estás en el hospital ingresada porque el compañero de tu mamá es un ser despreciable. Hasta ayer solo tú lo sabías, hoy lo sabemos todos. Como estoy seguro que te vas a poner buena, te puedo asegurar que nunca más va a pasar, ese canalla no volverá a tocarte. Con el tiempo descubrirás que vivimos en un país bastante ineficaz en cuanto a la aplicación de medidas preventivas, pero que una vez ocurrida la desgracia, como en tu triste caso, ponemos en marcha todos los mecanismos de defensa habidos y por haber.

Como te decía, solo tú sabes por lo que has pasado. Es difícil intentar explicarte porqué te hemos fallado, porqué en un país donde no se puede publicar tu nombre en la prensa por ser menor de edad, resulta tan complicado protegerte de las garras de un desaprensivo maltratador. Él no volverá a hacerte daño. Es verdad que siendo tu tan pequeña podrías pensar que mal empiezas en los avatares de la vida, pero en realidad la tienes entera por delante para hacer y descubrir cosas que te gustarán y te harán sentir feliz. Aunque ahora suene raro, debes saber que en algún sitio hay una familia dispuesta a darte amor, porque al final eso es lo que cuenta, el amor. Amor de verdad, el que te dan incondicionalmente, el que hace que un papá y una mamá estén contigo siempre, te den cariño, te cuiden día y noche cuando enfermes, y disfruten con tus juegos. A decir verdad también te regañarán a veces, pero mi niña, es que las regañinas van en el lote. Eso es ser padre y madre, y el que no esté dispuesto a ofrecerte eso no se merece tenerte en sus brazos. Tienes un largo camino por delante y seguro que tendrás la oportunidad de ser feliz, de recuperarte de las heridas, también de las del corazón, que te ha hecho un señor que nunca debió entrar en vuestras vidas y que seguro nunca lo volverá a hacer. Ahora, sin dolor ni amenazas, lo importante eres tú, ahora, tu vida.

Un besito y recupérate pronto.

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