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12 marzo 2006

11-M. ELLOS YA NO VOTAN.


Acabo de ver la portada del periódico 20minutos y soy incapaz de asimilar la noticia. Suelo huir de redacciones y entrevistas morbosas, del dolor ajeno plasmado en las frías páginas de un diario. Reconozco que por algún motivo no he podido evitar lanzarme a la página catorce y leer la entrevista que le han hecho a Jesús Patiño, 31 años. Su mujer embarazada de siete meses murió en los atentados del 11-M. Vaya mierda. Creo que me ha sacudido como una bofetada que te despierta de un letargo analgésico para encontrarte con la realidad, la realidad de la calle, con la que se ríe, y como en este caso, se llora.

Es pública y manifiesta la aversión que siento por la mayoría de los políticos de este país, o nación o nación de naciones de mierda. Y ahora, que me he quedado triste al leer la historia de Jesús y dado que no puedo sentir mayor desprecio por esos inútiles demagogos que juegan a las casitas con la piel de toro, me prometo a mí mismo perpetuar mi crítica feroz hacia todos los que viven al margen del pueblo, pueblo que les vota y que al fin y al cabo les gobierna. No es que sienta ninguna necesidad imperiosa de criticar por sistema a sus señorías, es que después de leer la historia de Jesús, Ana Isabel y Samuel (éstos dos últimos los asesinados) me he dado cuenta que llevo dos años abducido por cruces de críticas de una panda de imbéciles que les importa un güevo de pato el drama real de los atentados. Claro, es que los muertos ya no votan. Ellos dale que te pego, que si fueron los islamistas con ETA, que si vosotros mentisteis, que si no se conoce los autores intelectuales, que si los responsables no están en montañas lejanas (legado poético de Ansar). A ver si comprendéis de una vez, atajo de zoquetes sin escrúpulos, que el drama de aquel día no es quien tuvo la responsabilidad, el drama lo viven cada día y cada noche, viudos y viudas, hijos, madres, padres hermanos, amigos. Lo viven con un silencio que desconocéis, un silencio hueco, que se te clava en el pecho y no te deja respirar, tienen que soportar un cumpleaños, unas navidades, esas llaves que no suenan en la puerta, ese hueco en la mesa, la ausencia del beso tierno de las mañanas, el hueco del abrazo cálido de por las noches, ese vacío nunca se llenará, y vosotros seguiréis a lo vuestro, que quien tuvo la culpa, que si me hago la foto en el aniversario de la tragedia y planto 192 árboles a ver si algún conductor de paso, se la pega por mirar el bosque de los ausentes o como diablos se llamara eso. Iros todos a la mierda. No os merecéis ni un céntimo de vuestro sueldo.

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