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01 febrero 2007

ZUTO DE MUETE.


El otro día casi me la piño con el coche. Palabra. Iba yo por la M-40 pensando en esas cosas banales con las que uno se entretiene cuando conduce, véase, la importancia de desterrar la piña como ingrediente culinario, la necesidad de llevar a afilar y encerar mis esquíes, mi recién estrenado handicap, que se yo, esas cositas en las que pensamos mi amiga Paris Hilton y yo; de pronto, oh rage, oh desespoir, oh je suis une poire!! Un cartel del P.S.O.E me lanza el careto de Simancas a lo más profundo del hipotálamo. ¡Joder!, volantazo, pitos, múltiples menciones a mi madre por parte de los demás conductores… Pero si es que no puede ser, tanto insistir en no mostrar a tías en paños menores cerca de las carreteras, lo que viene a venir siendo en bragas y sujetador, para evitar accidentes, y si que permiten que me acojone sin previo aviso el “hombre sin cuello”, bueno, sin cuello, sin sex appeal, sin tirón político, sin presencia…

Yo no digo que aquí el pobre hombre no tenga derecho a anunciarse, que si, pero lo podrían anunciar en los paneles luminosos de la DGT un par de kilómetros antes, como hacen con las obras, para que servidor y los demás compis de carretera estemos prevenidos. "DGT informa. A 2000 metros anuncio de Simancas. Extreme la precaución". Así evitamos frenazos y volantazos innecesarios.

Repuesto del susto y siguiendo fielmente las líneas pintadas por el MOPU, fui templándome y recuperando el color, cuando de pronto… ¡No puede ser! ¡Pero quién coño regula la publicidad en las carreteras! Nuevas menciones a mi madre, improperios y exabruptos variados, frenazos, olor a neumático chamuscado y yo clavando mis escasas uñas en el volante del coche. Si de ésta no me quitan todos los puntos del carné, juro adoptar la visión “de túnel” para evitar de mi campo de visión los espacios adyacentes a la carretera. En esta ocasión me invade la visión de A.L.F.R.E.D.O. U.R.D.A.C.I. en un cartel promocional de su nuevo programa de televisión en una cadena que me niego a publicitar. Me fascina que permitan sembrar la carretera con estos carteles en plan rollo el Gran Hermano te vigila (referencia a la novela de George Owell, "1984" y no al infame reallity), y no te dejen conducir borracho perdido; yo rindo mucho más con una cañitas que con la tensión constante de verme sorprendido en ruta por algún adefesio público.

Y a cuento de beber, debo decir que los responsables de nuestras carreteras, a todas luces consternados y solidarios con las circunstancias descritas, y con mi zuto de muete, me han obsequiado con publicidad gratificante justo antes de llegar a casa. La verdad es que no se cuanto de pedagógica tiene, pero yo agradezco que me ayuden a recuperarme de mi palidez con dos anuncios, a pie de carril, uno de Magno y otro de Jack Daniel’s. Tiene güevos la cosa.

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