SERVICIOS SOCIALES PARA TODOS Y TODAS. NO A LOS RECORTES

24 enero 2011

SAN COGORCIO DE LOS FALDONES.


San Cogorcio de los Faldones. Creo que si mi señora me lo permite este será el próximo nombre que le atribuya a mi segundo vástago. Claro está, siempre que su ilustrísima santidad esté de acuerdo. A veces pienso que el papa es español. Lo digo más que nada por esa tendencia genetico-cultural que tenemos en este país, nación, estado o lo que coño sea a meternos donde no nos llaman y a opinar de todo lo que se nos cruza.

Estoy de acuerdo en que la iglesia opine sobre lo que le pete. Son las pegas de la libertad de expresión. Libertad de expresión que por otro lado no tengo claro que exista del todo en dicha institución. Pero bueno, opinar es libre, dicen. Lo que pasa es que la reverendísima oligarquía eclesiástica debiera empezar a pensar que hacer para llenar un poquito más sus filas. No digo ya de curas y monjas, que desconozco el dato, digo más bien de feligreses. Que no de creyentes, que por creer se pueden creer muchas cosas y no practicar ninguna. A modo de ejemplo: Creo que ejercicio físico es bueno y se me ha olvidado cuando fue la última vez que practiqué semejante tortura.

Total que entre beatificación express y beatificación express a Mazinger se le ha ocurrido pedir que pongamos a nuestros hijos nombres del santoral. Y nos lo casca sin ningún rubor. Tengo una lista en casa sobre las cosas que debiera o no hacer según la doctrina de la iglesia y a veces la confundo por grosor con las páginas amarillas, es por eso que decidí no seguir ese camino, y ni siquiera preocuparme por lo que la existencia o no de dios pudiera significar en mi vida. Me declaro apateísta. C’est a dire, no pierdo el tiempo con esas cosas y no me impongo más limitaciones que las propias de mi condición (trabajador, padre, hermano, amigo…), que no son pocas.

Tengo cerca muchos creyentes, familiares y amigos, gente a la que quiero de verdad y a las que su fe poco o nada tienen que ver con el papa, Rouco y la ingerencia politicosocial que intentan hacer en nuestras, sus, vidas. A dios gracias (que paradoja). Así que animo a su nonagenaria santidad que se ocupe de sus propios asuntos que no son pocos, además de opinar sobre los asuntos del resto, y que contrate una buena campaña de imagen con el dinerito de todos los españoles y demás población mundial para que las iglesias vuelvan a ser un lugar de encuentro y celebración, de alegría, de participación y de tolerancia. Creo que es lo que le hubiera gustado a Jesús.

Pd: No obstante debo decir que ante la proliferación de nombres horrorosos, anglicismos impronunciables, diminutivos imperceptibles y demás groserías nominales, no me parece mal del todo que se vuelva a considerar la importancia de los nombres de toda la vida, estén en el santoral o no.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como se nota que el dia de tu cumpleaños no es San Alejo, o que tus abuelos no se llamaban Ulpiano e Hipolito, vaya tela los nombrecitos.
El tema de la Iglesia es de largo debate, pero en cuanto a su preocupación por aumentar el número, esas es su preocupación, pero me temo que lo quieren aumentar es su riqueza no su "prole"


Fernando