
Turula’s Blog cumple cinco años. Me acuerdo del día que me senté delante del ordenador para empezar a escribir…me acuerdo de una especie de entusiasmo adolescente, como cuando decidías empezar a escribir un diario de pequeño… No tenía muy claro cuanto iba a durar, y el caso es que cinco años, un hijo, un divorcio, una pareja estupenda y tres mudanzas después aquí sigo.
Han habido muchas lágrimas (esas que ya no me salen), aún más risas, dos abuelos que marcharon, tres sobrinos que llegaron, la experiencia de rehacer una vida naufragada, aprender a mirar hacia delante, el regalo de la mejor de las compañeras de viaje, los amigos de siempre que siguen y los nuevos que llegaron, me acogieron y cuidaron, un nuevo barrio, la ciudad de la que varias veces me marché y siempre acabé por volver…
Muchas cosas me han pasado en estos cinco años, coincidiendo con el fracaso de un proyecto de vida y un nuevo camino que ha resultado ser doloroso al principio pero diverticular (algo así como divertido y espectacular) hasta el momento. Y ahí ha estado el blog, atendiendo mis miserias y mis alegrías, escuchando en silencio, retransmitiendo fielmente lo que quería contar, aguantando el soniquete de un teclado que martilleo con fuerza.
Y hoy sigo sentado, con el mismo martilleo, con más ganas que nunca, con más bloggeros amigos a los que leer y más lectores a los que intentar entretener, y con la expectativa de no saber que ocurrirá mañana y la certeza de no importarme, porque en estos cinco años he vivido. Y esa vida no la cambiaría por nada. Y eso ya no me lo quita nadie, es mío, aquí y siempre.
Y me quiero parar a dedicarle todo esto, lo que se ve y lo que no, lo que vivo y siento, lo que grito y lo que callo, a dos personas vitales en mi vida, en mi caminar, en este proyecto ya no tan nuevo por el que transito feliz. Una es mi hijo, al que ya vais conociendo y al que adoro, al que le debo el haber aprendido a querer de verdad y el intentar cada día ser mejor persona. Y se lo quiero dedicar también a una persona que de forma voluntaria y entusiasta se coloca cada día a mi lado, que sabe estar, querer, acompañar, escuchar; sabe ser discreta cuando hay que serlo y dar el paso adelante cuando se tercia. Me apoya en mis decisiones, me alza cuando decaigo y me templa cuando desespero. Ella se encontró un bote destartalado y juntos hemos reparado los destrozos y puesto un rumbo común. Gracias M (N).
No me olvido de los que entráis, leéis, opináis, participáis. Gracias a vosotros también, gracias por las críticas, las buenas y las malas, por los comentarios, porque vosotros también hacéis este blog. Abrazox turulatos.