SERVICIOS SOCIALES PARA TODOS Y TODAS. NO A LOS RECORTES

06 marzo 2012

LOS VOTOS DE POBREZA LOS HACEN LOS CURAS, NO LOS DE IZQUIERDAS.



Si hay un tema que me tiene los chacras desalineados es la creencia extendida esa que para ser de izquierdas hay que ser pobre. Y si es de solemnidad mejor. Este tipo de creencia, que suele tomar cuerpo en un ataque bastante pobre en cuanto a continente, no digamos ya en cuanto a contenido, viene por parte de dos sectores.

El primero es el tipo/tipa de derechas, digamos que liberal en lo económico, que le hace gracia intentar desprestigiar a una persona que se considere de izquierdas por el hecho de que tenga dinero o le guste vivir bien. Estos días observo atónito como el Diario El Inmundo con la ayuda de sus jefes del partido popular intentan desacreditar a un señor, cuyo principal delito ha sido impulsar el movimiento contra la privatización del Canal de Isabel II y su agravante tener un pedacín de tierra no se en que provincia y un piso pagado en Madrid (el diario hace referencia a una zona de megalujo al lado del paseo de la Castellana. Que le podría enseñar yo a Pedro Jota una zonita llamada la Ventilla al lado de la Castellana y pasado la Plaza de Castilla, que de megalujo tiene lo que yo te diga. Pero claro ni Pedro Jota ni el malintencionado que escribió ese artículo tienen ni puta idea de donde está ese lugar porqué probablemente escriben desde su mundo feliz). En resumen que el filiado igual ni siquiera tiene el dinero del que le acusan ser propietario.

Pero si lo tuviera ¿Qué pasa? ¿No le puede a uno gustar vivir bien, o como poco con ciertas comodidades y además luchar por un mundo mejor? ¿No se puede aspirar dentro del desahogo económico a la justicia y a la igualdad social? ¿Tiene uno que renunciar a su salario, justo y moral, para poder luchar al lado de otros que no tienen la misma fortuna? Si alguien gana dinero de una manera ética y responsable, ¿no puede gastarlo en lo que considere oportuno?

En fin, que voy al segundo grupo, que son los que más me irritan. Si no atizan los de derechas lo hacen algunos de los de las izquierdas. “Mírate, si eres un pijo”, “anda que sabrás tu de lucha social, si has crecido entre algondones…”. Bon bref. Desde aquí lanzo un llamamiento mundial para que se me conceda el perdón de todas aquellas personas auténticas, de todos esos pobres, proletarios, obreros, luchadores, pero de los de verdad, de los que (supongo…digo todo esto en base a la doctrina esa extraña con la que me critican) no tienen apenas ni para comer, esos que pueden ser de izquierdas de verdad y al lado de los cuales desde mi atalaya de soberbia, de burgués pijo he querido contribuir a la lucha social. Lo siento, de veras… me avergüenzo de mi vida, de que me guste vivir bien, de que me encante la buena comida y los viajes espectaculares. Me arrepiento, me arrepiento, me arrepiento. Que no coño que es broma. Que no lo siento.

Es curioso porqué este tipo de críticas suele venir por parte de las personas más mayores entre el público de derechas y entre los más jóvenes cuando los dardos los lanzan el sector de las izquierdas. Vamos que éstos últimos en el fondo no tienen ni puta idea (como no la tengo yo) de lo que es partirse la cara en materia de lucha social. Sus padres lo sabrán todo, fijo, pero ellos no critican, ellos quieren lo mejor para todos, como debería ser.

A todos aquellos que van repartiendo lecciones gratuitas de coherencia (porque son de izquierdas de verdad, que sino cobrarían y se forrarían los muy rebeldes, ains…) y a todos los liberales de derechas que entienden que haya obreros que les aplaudan pero no que haya gente acomodada que les rechiste, les voy a comentar mi postura respecto del dinero. No me ha dado la felicidad, no, pero me concede ciertos privilegios como irme de cañas con los amigos, a cenar o al teatro con mi pareja, hacer algún viaje, comprarle alguna cosilla a mi hijo. Me permite pagarme un coche, pequeño pero coche al fin y al cabo, un alquiler digno en la zona en la que deseo vivir, y además afrontar los gastos “tipo” del español divorciado medio. Y todo ello no me da la felicidad (la felicidad me la dan los que me rodean y están a mi lado) pero hace mi vida mucho más entretenida.

Y también os digo, sobretodo a los ejemplos de coherencia y dignidad en forma de lucha social, que no se si habéis visto alguna vez a una persona mayor con una discapacidad y una pensión miserable, sentada encima de su propia mierda en espera de que llegue el servicio de ayuda a domicilio que le ha puesto el Ayuntamiento a una casa de la que no sale desde hace cinco años porque sencillamente no puede. Pues yo si. Y también he visto a una persona mayor con una saneada situación económica, como la atienden en su domicilio, el cual por cierto está requeteadaptado para que la vida diaria sea más cómoda. Ahora pensad que una de las dos personas pudiera ser vuestra abuela. ¿Con que supuesto os quedaríais? Reconoceréis que la felicidad no lo se, pero alivio para esa persona un montón ¿verdad?

Y ya lo se, que si la primera está sentada encima de sus propias heces es porqué el Ayuntamiento y la sociedad injusta que bla bla bla, y los capitalistas de mierda bla bla bla… pero es que mientras tu te pegas cinco horas en una puta asamblea (porqué además tienes cinco horas libres lo cual te convierte en un privilegiado) hablando sobre como cambiar esta mierda de sociedad capitalista, esa persona mayor está sentada encima de caca. Si señor, de C-A-C-A. Eso que siempre ha salido de tu anticapitalista culo y dentro de tu miserable vida de proletariado ha ido a parar a un váter, que seguro pagaron tus padres. Y el agua que se la lleva también por cierto.

Así que si, soy un burgués y un pijo, que desde su posición hasta ahora incorrupta (¡mira que bien! como santa Teresa, me pueden acusar de cristiano ya de paso), intenta defender la igualdad social y los servicios públicos de calidad y universales. Soy un pijo que lleva muchos años pidiendo lo mismo que mucha gente que no lo es y que no me han juzgado por no haber crecido en una barriada del extrarradio, no haber trabajado en el taller de mi padre desde los catorce y no se que más cosas que a ojos de los auténticos camaradas de izquierdas hace falta llevar en el macuto. Con esa gente seguiré hombro con hombro en la medida de mis posibilidades y de mis ganas, y vosotros, los que criticáis, sois un fraude y lo más probable es que en el momento que tengáis la oportunidad de amasar pasta y vivir bien os olvidéis de los demás, por eso ahora desconfiáis. Ya lo dice el refranero. Se cree el ladrón que son todos de su misma condición.

Salud y República.

1 comentario:

Silvia- Plumamordaz dijo...

Una piensa que justicia social es igualar por arriba y no por abajo. Más mérito tiene que alguien acomodado luche sinceramente por la igualdad que alguien que ha experimentado la desigualdad. Quizá el segundo no lo haría de haber experimentado una vida más acomodada, porque su primer motivo de lucha es egoísta, mientras que el primero demuestra sensibilidad, ya que esos problemas por los que lucha, aunque los vea a su alrededor, no los experimenta en primera persona.

Ahora bien, no es lo mismo gozar de ciertas comodidades que hacerse rico a costa de otros y pisando cabezas. Eso sí es indecencia. Gente que tiene dinero a carros para solucionar problemas y lo que hacen es dedicar todo al lujo y, lo que es peor, a seguir ganando dinero creando más problemas, porque cuando alguien se hace exageradamente rico lo hace SIEMPRE a costa de la pobreza de otros.

¡Saludos!

www.abajolasopos.wordpress.com