SERVICIOS SOCIALES PARA TODOS Y TODAS. NO A LOS RECORTES

20 junio 2012

MUJERES DE LA MINA.




 Hoy mi entrada, mi pensamiento y mi solidaridad van para la mina. En concreto para las mujeres de esos mineros que bajan a las profundidades de la tierra para sacar carbón. Y es posible que algún ecoverde me critique porqué el carbón es muy malo malísimo para la capa de ozono y para noseque más cosas, pero hoy no hablo de medio ambiente, hoy quiero hablar de lucha y dignidad.

Quiero honrar a los que no solo saben de bajar en lúgubres ascensores a su tajo, sino que siempre han liderado, junto con los astilleros, la lucha obrera, los que han sabido plantar cara al poder, a los come mierda de despacho que se jactan de sus negocios mientras un trabajador empieza a escupir sangre, porque han sido muchos años escupiendo negro.

Y hoy en especial a sus mujeres, que con sus cascos y sus ovarios entraron en el Senado, ese reducto del pleistoceno en el que los dinosaurios de la política española justifican un elevadísimo salario a cuenta de no se que vainas regionalistas. Que nos vamos a ir todos a la mierda pero cada uno en su idioma. De puros lerdos damos lástima.

Pues ahí fueron, y se encararon con la policía, esos tipos y tipas de azul al servicio de la dictadura del gobernante. Y nos demostraron a todos como ellas también dan la cara, como sin bajar a la mina tienen la piel curtida. Y lo que es peor, el ánimo. Curtidas en la lucha y en la angustia de ver marchar cada día a sus hijos, maridos, padres y hermanos a una jornada de tajo que les acabará pasando factura, porque la mina siempre lo hace. Pero tienen la esperanza que el pago no se cobre ese día, que sea más adelante, que sea con los años, que empiece por una tos y no con una llama que se apaga de repente, ni con un desprendimiento inesperado.

Por eso hoy, desde este humilde espacio compañeras os animo y os agradezco el esfuerzo, porque en este país estamos demasiado acostumbrados a protestar dentro del redil autorizado, tememos pasar determinadas líneas, sin darnos cuenta que son las líneas que nos imponen los poderosos y nos hacen creer que dividen la moral, cuando lo que marcan esas rayas rojas que tanto mentan es el límite de su atalaya y desvergüenza y por eso temen que las crucemos. Y vosotras las cruzasteis como hicieron vuestros maridos. Y yo las quiero cruzar con vosotros.

Fuerza y Lucha.

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