SOBRE COMO LAS GRANDES EMPRESAS ME EMPUJAN A SER MALA PERSONA.

Soy un tío ruin. Mala persona vaya. Que si, de verdad que lo soy, que no insistas, que soy un tío mezquino y criticón, que no hago más que de criticar y que de criticar. Pero si es que no es mi culpa, si es que es la sociedad. No, en serio, si yo soy buena persona en el fondo. En el fondo en plan que hay que ser experto en espeleología para ver mi buen fondo y que debe ser así como muy concentrado, porqué es muy poco. Pero lo soy, o por lo menos lo era. Pero es que llega la sociedad, esta maldita sociedad traicionera y perra, y me provoca, me pone contra las cuerdas y espera.

Y claro, uno salta, que tiene paciencia coño, pero al final por mucha tila, infurelax y pastillitas de valeriana que uno se empiporre, al final saltas. Y claro, quedas mal tú, mira que malo, que borde, que si mira como contesta, que si a este le tuvieron que pegar mucho en el cole…en fin, un desastre.

Y lo peor no es que saltes porque la sociedad te provoque, más en concreto las grandes compañías que sustentan esto que ahora llamamos sociedad, véase, Timofónica, Ibertrola, tu operador favorito de telefonía móvil, el banco de tus amores….¡No! Lo peor es que saben como vencer sin pestañear. ¡Dei got de pagüer! No hay nada que hacer….ya puede venir Anibal con su puro en el gaznate que eso tiene las mismas posibilidades de salir bien que Rubalcaba de ganar las elecciones generales. ¡En serio! No se como decirlo, no se como explicarlo…son unos H-I-J-O-S-D-E-L-A-G-R-A-N-P-U-T-A (mamá lo siento, de verdad pero ¿ves? Es que sacan lo peor de mi…es que es solo pensarlo y me enciendo, pero claro no lo voy a decir muy alto, porque si me enciendo mucho igual Ibertrola me cobra solo por mencionarlo…)

Pues eso, que aún habiendo sido maternalmente educado en la guerra de guerrillas corporativas, aún habiendo tenido a la mejor de las maestras, aún formando parte de un equipo “born to destroy the empire” (léase vocalizando mucho), con todo y con eso, las compañías se han adelantado. Son malas, muy malaaaaaaas.

Y sin perder de vista mi exquisita educación cristiana y burguesa me voy escorando hacia los “istas” y me descubro siendo un machista, racista, un homófono…espera…¿porqué coño si detestas a los homosexuales no eres un homofista?

Total, que termino cagándome en la madre que parió al indígena de Guayaquil que se debe estar desgüevando de mi en su choza de paja perdido en mitad de los andes, pensando en el capullo privilegiado que está sulfurado porqué no le dan un smartphone mejor porque quiere integrar las catorce redes sociales que se gasta con lo último en localizador de tontosdelhigo. Y sip, ese soy yo, un ser ruin y malo, un destructor de la nueva y fantasticamente alegre nueva era, un mezquino sin compasión que además de ser un capullo, erra en la diana a la que dirigir los ataques, porque la culpa no es del chavo de Guayaquil, no, la culpa es del cabronazo español, ser humano (o por lo menos a ratos lo parecen) trajeado que preside la compañía y que se lleva los servicios de atención al cliente al quinto pino porque es más barato y de paso porque las líneas son suyas, como por ejemplo el señor Alierta, presidente de Timofónica.

Y por 25 pesetas la respuesta acertada, dense el gusto de sugerir otros nombres de cabrones que juegan con nuestra paciencia y nos convierten en peores personas.