SERVICIOS SOCIALES PARA TODOS Y TODAS. NO A LOS RECORTES

10 octubre 2006

CARTA A UN IMBÉCIL.


Me acabo de desmembrar. Un segundito que me recomponga… Ya. El tema es que acabo de escuchar en la radio, a cuento del consumo de éxtasis en España, a un chaval de 21 años terminar su particular entrevista con un “…bueno, de algo hay que morir…”. Tócate los güevos.

Llevo varios años pateándome centros educativos haciendo dinámicas de prevención sobre el consumo de drogas con lo cual este comentario tampoco me pilla desprevenido. Lo que no puedo evitar es la necesidad imperiosa de contestar a semejante cenutrio, además no lo haré de ningún modo pedagógico, paternalista o protector. Lo voy a hacer como me sale, porqué si, porque esos comentarios imbéciles e irresponsables distorsionan la realidad sobre las drogas y acentúan la ausencia de sensación de peligro hacia éstas.

Mira guapo (espero que guapo seas hijo, porque lo que es listo…). Es verdad que todos morimos y que de algo hay que morir, no te voy a negar una de las pocas afirmaciones con sentido que vayas a poder formular en tu patética vida. Y yo te digo que si tomas pastillas es porque o estás enganchado (lo cual muchos como tu niegan por no darse cuenta) o que eres imbécil. En el primero de los casos no te criticaría, ya que la drogadicción es una enfermedad y vete tú a saber porque te encuentras en semejante situación. Lo que pasa es que como soy un tío optimista y no quiero pensar que estás enfermo voy a pensar que eres imbécil. Sigo.

Es verdad que todos morimos, lo que pasa es que en esta tómbola con premio seguro, puedes tener una papeleta, para cuando salga tu número, saques el pasaporte y te vayas al otro barrio, o donde sea, o puedes, como tú, tener lotes de papeletas, con el consiguiente aumento de posibilidades de ganar el premio gordo. ¡Y otro, y otro, y otro perrito piloto, para el imbécil de las papeletas! Total, como todos nos morimos… Es que además lo dijiste con sorna, y eso fue lo que más me enervó. Pues te voy a contar una cosa mucho más graciosa, je, donde va a parar, me parto y me mondo. Si una de esas pirulas no te hace reventar por dentro (si lo que quieres es tener todavía más papeletas, trata de cambiar de camello todas las semanas, así nunca sabrás la cantidad de MDMA que te zumbas y es más fácil que petes; de nada, es un consejo de tu amiguete el que suscribe), va a ser una risa de morirse cuando presentes un cuadro de parkinson con treinta años. Te lo juro chaval, si tu no te ríes ya verás la jeta de tus colegas cuando te vean comer la sopa con pajita porque la cuchara te llega vacía a la boca… Para troncharse. Ya verás cuando te de un ataque de calor, o el corazón te vaya a 220 pulsaciones por minuto, cuando veas pasar una vida extraña ante tus ojos, y te des cuenta que esa vía es de sentido único… Bueno total, de algo hay que morir.

Lo que no sabes es que no morirás solo. Tus padres, ellos que te han ofrecido lo mejor que han podido desde antes de nacer, también morirán contigo, y nada, nada en el mundo podrá compensar esa pena, por muy gilipollas que hayas sido, aunque desde fuera se pueda pensar que te lo merecías, su vida nunca más volverá a tener sentido, porque tu les matarás a ellos también. Pero bueno, de algo hay que morir ¿no? Tus hermanos, si los tienes, los mayores que te cuidaban y los pequeños que de forma ilusa te tenían de referencia, a ellos también los matarás, pero total, de algo hay que morir. A tus amigos, a tu pareja, a mucha gente dejarás mutilada para siempre, solo por ser un perfecto imbécil, porque tu mentalidad hedonista e inmadura te hizo pensar un día que de algo había que morir. Imbécil.

No hay comentarios: