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02 enero 2006

LA REVOLUCIÓN DE LAS IDEAS


El Subcomandante Marcos inicia una gira de seis meses en motocicleta por Méjico para construir un Programa Nacional de lucha Anticapitalista y de Izquierda. Coincide en estos momentos en los que América Latina se tiñe de rojo, con las alianzas entre Venezuela, Cuba y ahora la recién estrenada izquierdista Bolivia.

Con respecto a la gira del Subcomandante Marcos creo que al margen de apreciaciones y ambiciones personales es necesario que exista un azote continuado a esta supuesta sociedad del bienestar, donde el estar bien siempre repercute en los mismos y el malestar permanece enquistado en la mayoría. Es importante analizar a conciencia la globalización en sus justos términos. Vivimos en una sociedad globalizada desde el libre mercado y a través de un neoliberalismo salvaje que entierra a los pueblos más necesitados, a los que el mañana no importa, los que día a día subsisten, los que no saben lo que es vivir, los que sobreviven. Necesitamos, desde los países desarrollados tomar conciencia de nuestra forma de consumir la vida, porque estamos anclados, de forma consciente o no, en un patrón de vida que se mide por el consumo. La vida no hay que consumirla, la vida hay que vivirla. Hay que globalizar la esperanza por un futuro mejor, por un mundo sin desigualdades, por un sistema de comercio libre que incluya a esos países que quieren entrar en la rueda del tan mencionado bienestar. Esto pasa por cambiar las políticas internas de los países del primer mundo, o como carajo quieran llamarlos, para que en aras de un mejor futuro para todos, podamos establecer lazos de igualdad entre los diferentes países.

Por eso creo que es necesario que existan figuras como la del Sub Marcos, como hizo en su día Ernesto Guevara, Martin Luther King, Ghandi y tantos otros, que cada uno a su manera se atrevieron a ser el azote de un sistema injusto que se extiende irremediablemente como un cáncer por las sociedades avanzadas y que en su inconsciente agonía expande cual metástasis, sus terribles tentáculos a lo largo y ancho de este planeta llamado tierra.

Me preocupa seriamente lo que heredarán nuestros hijos, yo no quiero mirar al mío mañana y decirle que no hice nada por intentar cambiar una sociedad que no me gustaba, no quiero mirarle a los ojos y decirle “toma hijo, este escombro es lo que os dejamos, si miras por encima de los cascotes verás como un niño muere cada segundo, como el 11 % de esta sociedad acapara el 80 % de la riqueza, como familias enteras sobreviven con un dólar al día. Esto es lo que hemos hecho hijo, y no hemos podido hacer nada para cambiarlo.”.

Es hora de cambiar, de empezar a construir una Revolución de ideas, de ideas justas y de cooperación entre los pueblos. América Latina empieza a cambiar de color, se están superando los miedos a esas dictaduras auspiciadas por los Estados Unidos hace años con el fin de monopolizar el poder en un continente que no es el suyo. Llegan tiempos de cambio, y es la responsabilidad de los gobernantes de esos países evitar desmanes e injusticias en su afán de construir un país a su imagen y semejanza. Los pueblos nacen libres y mueren libres y así se debe conducir la política de esos países que durante siglos han sufrido el yugo de las potencias ricas, y otras veces los delirios de grandeza de ciertos gobernantes. Es momento de cambiar con responsabilidad, sin prisas, sabiendo que es posible construir sociedades mejores, y que podemos forjar ideas de justicia y de dignidad, que se expandan a todos los pueblos del Norte y del Sur.

Yo me subo a la motocicleta con el Sub y me uno al cambio en América Latina, creo en la necesidad de cambiar el mundo y de construir entre todos uno mejor. No quiero pasar por la vida con miedo a mirar atrás, quiero decirme a mi mismo “estuve allí y lo intenté”. Yo me sumo a la Revolución de las Ideas.


La foto ha sido extraida de www.elpais.es

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