NI LAS MIGAJAS NOS DEJAN (DEJAMOS)

No es por seguir con el tema de la semana pasada, pero es que hemos llegado a unos límites que me debato entre la admiración más honda hacia estos bastardos profesionales, ladrones de la política, y la ira más profunda, ansiosa de una reacción violenta y  generalizada. Es que hay que ser muy mezquino y previsor, es como la especialización de la picaresca española, es como la versión 2.0 del jeta patrio.

A mí que no me toquen los güevos porque me pilla pasado de vueltas. El Bárcenas éste  lo tenía todo previsto, no me extrañaría que la amnistía fiscal del (des)gobierno haya sido una exigencia más del ladrón éste para no “tirar de la manta”, como gustan decir a los medios estos días. Un poco en plan “mira mariano, móntame una lavadora para toda esta pasta que le he chuleado a constructores y empresas en general y yo callado, toma un puro de esos Cohibas que te calzas…” y plis plas, palmadita en la espalda y me bajo por las escaleras que a la séptima planta de Génova, 13 tarda mucho en llegar el ascensor.

Lo que más me flipa no es que haya un mangarrián ladrón, que solo con su estirpe justifica una revolución al lado de la cual la francesa se quedaría en una coña de patio de recreo no, lo peor es que para terminar de apuntillar este disparate (creo que tengo que empezar a encontrar otro término, algo que sin dejar de causar repugnancia, denote normalidad), el presidente del Partido Popular, formación pringada hasta las trancas en este tema, aunque solo sea de soslayo y por cuestión de imagen (ya sabéis, además de ser honrado hay que parecerlo), no dice nada. Y su doberman particular, ese ser que cada vez que sale en la tele parece que haya pasado por quirófano para otro retoque (y los quirófanos públicos no serán que Castilla la Mancha, comunidad de la que es presidente está echando el cierre a los recursos públicos “prescindibles” según la torda ésta), pues si, esa señora que tiene la nariz tan mal hecha como su compañera de partido de Cataluña la boca, dice que “tomamos nota”, “que somos un partido honrado que trabajamos por el interés común” y a mi la úlcera se me expande como un manchurrión de tinta sobre papel secante, a la vez que mi ira se dispara y lamento ser un cobarde y no acercarme a la armería más cercana y hacerme con un AK-47, y pasar por Génova a mostrar mis respetos ante tanta responsabilidad política. Y de paso hacer una visita por la calle Ferraz y recordar a los socialistos que ellos tampoco son mejores, que no dejan de ser lo mismo pero con otros pufos.

Pero no, no lo hago, como no lo hace esta sociedad enferma y dormida, que se pasa por el forro los desmanes de los que gobiernan, que se deja hacer bajo la máxima de “virgencita que me quede como estoy”, que sale a la calle a manifestaciones lúdico festivas mientras la delegada del gobierno se frota las patitas y manda a sus machacas a reprimir a los ciudadanos.

Por menos, por mucho menos de esto, los franceses pasaron por su particular barbero a Luis XVI y por muchísimo menos los medios y la chusma política de ultraderecha claman contra Castro, Chavez, Morales y demás pandilla bolivariana. Tiene huevos la cosa, que en este submundo que no está ni en vías de desarrollo y que se llama Eshpaña, nos permitamos el lujo de emitir juicios de valor, cuando la ciudadanía sigue votando a ladrones y jetas, cuando nos conformamos con migajas de pan, de un pan que elaboramos y cocemos nosotros, los ciudadanos, la población civil, y que sirve para que otros se lo zampen ante nuestra mirada y lo que es más grave, ante nuestra inacción. Y esa inacción hará que nuestros hijos mueran de hambre, porque ya no les quedarán ni las migajas.

Salud, República y Servicios Públicos Universales.