#DEMENTESIEMPRE

Día aciago el domingo para los que vivimos el baloncesto de otra manera. Lo vivimos siendo del Estudiantes, ese otrora equipo de patio de colegio y que siempre se ha caracterizado por su sencillez y a la par su grandeza para estar siempre en lo más alto. Vivir el baloncesto con corazón demente es saber que la vida puede ser muy cruel pero que siempre se sale adelante, es saber que por mucho que lo pasemos mal siempre encontramos el hueco para la fiesta, es saber que no nos importa que haya equipos con más dinero y más títulos siempre que podamos compartir un momento de espectáculo, un momento de nuestro baloncesto.

 

Tengo 34 años y recuerdo los primeros partidos del Estu en el Magariños a los que iba con mi hermano. Recuerdo el ambiente de fiesta, ir a ese pabellón abarrotado hasta los topes, recuerdo esos jugadores que se quedaban en la cancha al terminar el partido y nos recibían aún sudados a los niños que nos acercábamos. Recuerdo a Pinone, a Russel, Azofra (que grande Azofra), Winslow… Recuerdo a la Demencia con sus grandes banderas, y como me dedicaba a pintarrajear todos mis cuadernos de “D” con un círculo alrededor.

 

No es fácil ser del Estu en Madrid, porque si bien es cierto que es un equipo que siempre ha caído bien en todos lados, los del Trampa$ en su particular y constante falta de humildad siempre han querido tratarnos como los hermanos pequeños del baloncesto madrileño. Y nosotros hemos llevado con orgullo un linaje que no sabe de chequeras, hemos sabido aguantar dislates y desmanes, hemos sabido asumir que es posible que no seamos del mejor equipo de mundo, pero si que pertenecemos a la mejor afición. Y es posible que sea más complicado de explicárselo a un niño, que antes que los títulos está el orgullo, la dignidad, el alma, pero cuando se entiende amigos, os aseguro que es más gustoso de sentir. Y cuando como el domingo vemos a la Demencia, con el Palacio de las deportes vacío, sin moverse del sitio y llamando a los jugadores del Estu ya descendido, igual que hemos hecho cuando hemos ganado algún título (que también ha ocurrido, poco, pero ha ocurrido), “que salgan los toreros”, se entiende fácil, o mejor dicho, se siente. Se siente que merece la pena pasar por lo que haya que pasar, porqué esto no es deporte, esto es una forma de entender la vida. Es fidelidad, es no dejar a nadie atrás, es saber que juntos somos más fuertes.

 

Esta semana toca reflexión, saber porqué hemos terminado por caer en un pozo al que estábamos abocados desde hacía tiempo, tomar decisiones, sanear cuentas, planificar un buen equipo, realizar todos los cambios necesarios para volver al lugar que nos merecemos. La directiva y el equipo deben asumir ese nuevo rumbo, porqué si algo no cambiará somos nosotros, que ya sea en la LEB, en la ACB o donde quiera que vaya el Estu, allí estaremos, bandera en ristre, bolsa de pipas y con ellos, con los que nos acercaron el basket, con Pinote, Russel, Azofra, estaremos con los padres que llevaron a sus hijos hace años, y con nuestros vástagos hoy, y cantaremos

 

“Desde el Ramiro al Palacio, vengo por toda la orilla, la chilaba remangada luciendo los calzoncillos, llego deprisa y corriendo, porqué me oprime el alcohol y por eso voy cantando….estuuudiaaantes, el estudiantes es el mejor y este año, es campeón”

Oye, bien visto, el año que viene igual ganamos la liga, la LEB si, pero la liga al fin y al cabo… ;-)

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