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08 febrero 2011

CORRE Y BUSCA LOS DESMARQUES.


El otro día fui con mi hijo a ver un partido de fútbol de un amigo suyo. El chaval tiene cinco años y juega en una liguilla municipal. La verdad es que sin entender yo mucho de eso que llaman el deporte rey (será porque soy republicano) cuando he visto al colega de mi vástago atizarle al balón, me parece que lo hace bien.

El caso es que fuimos por la mañana a un campo de esos de fútbol siete que el ayuntamiento disemina por ahí. Un frío de cojones. Lamento la expresión pero es que no se me ocurre ninguna más acertada. Y catorce renacuajos en pantalón corto en un campo que se me antojaba más largo para ellos que el de Oliver y Benjí (pero sin parábola). Y por supuesto muchos padres intelectuales del furgol por las bandas.

Antes de empezar el partido, visto el percal, el frío y las carreras perezosas que hacían los críos a modo de calentamiento, mi retoño me enganchó el careto y me dijo “papá yo nunca voy a jugar al fútbol ¿vale?”, “vale hijo, vale…” respondí mientras pensaba que yo tampoco lo haría y si alguna vez se me ocurría sería en el salón de casa con la calefacción a cuarenta grados.

Nada más empezar el partido un padre se puso a gritar a su hijo. Era como el entrenador bis. Joder, debía de saber un güevo, supongo que de entretenidas lecturas de algún diario deportivo, porqué solo se le oía a él.

“¡Corre David! ¡Corre y busca los desmarques!”

Sapristi. ¿Corre y busca los desmarques? Pero vamos a ver alma de cántaro, ¿en serio le gritas eso a tu hijo? ¿Tu no ves igual que yo que lo que hay en el campo es una suerte de batalla campal sin orden ni concierto en el que los niños acaban rodando por el suelo y la pelota fluye sola hacia ninguna parte? Será que no entiendo de fútbol. Será eso. Aunque en principio me parece que a modo de entretenimiento y diversión para los niños es una buena actividad, sin mayores pretensiones. Salvo para el padre de ese tal David claro está, que querrá tener al próximo Balón de Oro en la familia.

No obstante y por no quedarme con la duda sobre si estaba privando a mi hijo de una ampliación en su educación hacia un mundo desconocido para mí, al llegar a casa y antes de poner la comida le grité desde la cocina (supongo que una instrucción así hay que gritarla):

“¡corre mi niño! ¡Corre y busca los desmarques y de paso lleva los cubiertos a la mesa por la banda que ya llevo yo el agua!”

El careto de mi infante cuando llegó a la cocina sin ni siquiera abrir la boca (no hizo falta) decía algo así como:

“Padre en serio háztelo mirar con el terapeuta ese porque de verdad creo que tienes un problema serio…”

Se dio la vuelta y se marchó con los cubiertos. Solo entonces me quité esa preocupación de encima.

3 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Jajaja, muy bueno.

Me has recordado una vez que fui al baño de casa con el gps del teléfono:

http://bit.ly/huXBuG

jairo F.Quindós dijo...

jijijijijiji, la verdad que padres como el que cuentas hay muchos y madres exaltadas con el futbol ni te cuento en fin como bien dices es una actividad buena para los chavales espero que ese tal David pueda amarla y no aborrecerla por las exigencias de su progenitor

Anónimo dijo...

Eres un crack!
Estoy de acuerdo con Jairo, los deportes de equipo son muy buenos para los chavales porque te enseñan muchos valores, lo se por experiencia propia y aunque mi padre no gritaba busca los desmarques si era un continuo de ordenes, casi siempre contrarias a las de mi entrenador, que un dia en pleno partido me llevaron a responderle, y he de decir que no fui tan sutil como tu hijo....

Fernando