SERVICIOS SOCIALES PARA TODOS Y TODAS. NO A LOS RECORTES

28 julio 2009

DILEMAS URINARIOS Y DEMÁS.


Soy un cactus. Bueno, por lo menos eso me aclaró la camarera de ayer cuando me descubrió mirando fijamente ambas puertas de acceso a los baños de su local. Obediente pasé por la puerta marcada con dicha cactácea.

Reconozco que para según que asuntos me vuelvo un pelín conservador. Y añoro esos servicios de los bares de toda la vida donde para acceder a los servicios se ven los carteles diferenciadores del sexo o del género o como se quiera llamar, en los que uno está representado por un galán con bastón y sombrero de copa (en su defecto un nene meando una parábola), y una por una mujer con su falda larga y parasol (en su defecto una nena sentada en un orinal). Y ya está, que ahora la mitad de las veces que voy al servicio a punto estoy de miccionarme encima. Que llego a la puerta y no se si soy volcán o montaña, cohete o luna, ángel o demonio, probeta o tetra brik. Joder…

Si es que a mi vejiga le va a dar algo a costa de la originalidad ajena. Y me encantan los sitios monísimos de la muerte, en serio, con sus velitas, sus cuadros pop art, sus camareros a veces perro flauta y a veces maniquí requetepeinado, sus panecillos de formas y sus platos llenos de aceto balsámico y crujientes de jamón. De verdad.

Pero por favor, cuando servidor va al baño además de querer verlo limpio, quiere poder acceder a él sin necesidad de ponerme en contacto con el oráculo de la modernidad. Gracias.

No hay comentarios: