SERVICIOS SOCIALES PARA TODOS Y TODAS. NO A LOS RECORTES

08 marzo 2007

8 DE MARZO.


Hoy es el Día Internacional de la Mujer, de la mujer trabajadora, más concretamente. Es decir, de todas, o por lo menos de la mayoría de las mujeres. Mientras tengamos que celebrar el día de la mujer trabajadora uno diferente al día uno de mayo mal asunto. Lo digo porque mientras nos veamos obligados a diferenciar es que seguimos sin alcanzar la plena igualdad.

En cualquier caso hoy, desde aquí rindo homenaje a todos las mujeres trabajadoras, especialmente a las que además de trabajar en casa, fuera de ella, o ambas cosas, son madres. Porque entre el colectivo de féminas currantes, hay unas que se llevan la palma por dos cosas. Por currar más que nadie, y a veces, por obtener un reconocimiento inversamente proporcional al esfuerzo diario. Una madre no es una trabajadora. Una madre es una máquina de precisión infinita que para si quisieran los relojes suizos. Una madre es un ser infatigable al desaliento, para la cual la palabra trabajo se hace pequeña.

El papel de madre nunca fue vetado a las mujeres, pero lo que si se les prohibió durante mucho tiempo fue desarrollar su papel como parte del engranaje laboral de nuestra sociedad. Hoy en día van copando puestos por méritos propios, o por cuotas, a veces, incluso en la universidad nos están adelantando a una velocidad que cuando nos queramos enterar las cuotas de admisión serán necesarias para nosotros.

La mujer y el hombre son distintos. Los grupúsculos fascistohembristas que quieran convencerme de lo contrario han pinchado en hueso. Esto no quiere decir bajo ningún concepto que ni unos ni otros estén más o menos capacitados para desarrollar una tarea, y en todo caso, si esto fuera así no quiero ni pensar el sexo que saldría mal parado.

Si queremos dejar de festejar un día como hoy, unificar la fiesta del trabajador y trabajadora (por una vez me pliego a la ecolalia propia del lehendakari) como personas universales, nos queda mucho camino por recorrer, mucho trabajo por hacer y muchos muros que tumbar. Hasta que esto sea posible mi más sincera felicitación a todas las mujeres, trabajadoras o no, a las madres, y sobretodo a la mía, que ella de currar sabe un rato; que sepáis que mientras dure este camino, muchos estaremos a vuestro lado.

Salud.

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