Me cuesta creer que en este país de hipócritas, mercachifles y aprovechados aún haya gente que se sorprenda por la última portada de Interviu. Han hablado de ella en todos lados, radios, televisiones, periódicos… Y digo yo, que carajo le importará a la gente que esta chica se plante en los kioscos medio en bolas… ¿Acaso le quita su condición de damnificada en el suceso de los explosivos y la maleta?, ¿Acaso ya no existen los días de sufrimiento para ella y su familia?. Lo que pasó, pasado queda y ella ahora que haga con su vida, su cuerpo, sus rulos y su peluquería lo que le salga de la única parte del cuerpo que no le podemos ver en el reportaje.
“Es una vergüenza” decía una viejita muy mona el otro día en la tele. ¿Una vergüenza de que señora?, ¿es más o menos vergüenza que los personajillos que le cuentan su vida a diario en programas que suponen un despojo y una afrenta a la moral y que usted se traga enteritos sin rechistar y sin que se le corte la digestión? ¿Es más vergonzoso que dilapidarse la miserable pensión en nosecuantas revistas semanalmente en el que una peluquera demente nos cuenta como se trajina a su maridín senegalés?. Pues no se señora, cada cual con sus principios morales que vaya donde se le pete, pero aquí me huele a mucha envidia y a cierta hipocresía, que de todos es sabido que en este conjunto de realidades históricas, o de club de carretera, en el que vivimos, nos conmovemos mucho con las penurias ajenas, y nos gusta que la gente sea desgraciada para soltar la lagrimilla. Pero nos jode un güevo de pato de corral que la gente se busque las habichuelas y que encima les salga bien. Prepárense que me da a mi que tenemos galleguiña en la tele para rato…
“Es una vergüenza” decía una viejita muy mona el otro día en la tele. ¿Una vergüenza de que señora?, ¿es más o menos vergüenza que los personajillos que le cuentan su vida a diario en programas que suponen un despojo y una afrenta a la moral y que usted se traga enteritos sin rechistar y sin que se le corte la digestión? ¿Es más vergonzoso que dilapidarse la miserable pensión en nosecuantas revistas semanalmente en el que una peluquera demente nos cuenta como se trajina a su maridín senegalés?. Pues no se señora, cada cual con sus principios morales que vaya donde se le pete, pero aquí me huele a mucha envidia y a cierta hipocresía, que de todos es sabido que en este conjunto de realidades históricas, o de club de carretera, en el que vivimos, nos conmovemos mucho con las penurias ajenas, y nos gusta que la gente sea desgraciada para soltar la lagrimilla. Pero nos jode un güevo de pato de corral que la gente se busque las habichuelas y que encima les salga bien. Prepárense que me da a mi que tenemos galleguiña en la tele para rato…
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