Salió la sentencia. La obra de la M-30 es ilegal. Tirurí tiruríiiii. Me pregunto si en la cabeza de alguien rondaba la posibilidad de que el final de esta historia no fuera a ser así. Aunque no es realmente el final, el verdadero final os lo voy a contar. Gallardón se estará descojonando aún con Calvo y los demás con la sentencia en la mano. A ver si no que se puede hacer ahora. Sabían que tenían que hacer un estudio de impacto ambiental, pero se sacaron de la manga que la M-30 no era una vía rápida, era una calle. Ahora los fieles empleados de la oficina de pantallas del ayuntamiento nos dicen por las mañanas: “La calle 30 presenta una circulación…”
Viene a ser como si para no poner las vacunas a mi perro, digo que es, que se yo, pues un calcetín. Así cuando las autoridades me digan “¿ha puesto usted la vacuna de la rabia a su perro?” yo diría, “¿Qué perro?, pero si esto es un calcetín.”, ¿a que suena gilipollas?, pues lo de la M-30 igual.
Como los colectivos ecologistas no son gilipollas, y está visto que el tribunal de justicia europeo tampoco, le han dicho al Ayuntamiento que una calle los güevos, que en una calle no se va a 90 km/h ni a 70 tampoco, por cierto. Y ahora…ahora… ahora nada de nada. El Ayuntamiento recurre para gastar el dinero de los contribuyentes, un poquito más, que con la deuda que nos han endosado a los madrileños, y digo bien a los madrileños, que algún que otro concejal de Gallardón no son residentes de Madrid capital, no creo que un poco más en abogados nos vaya a soliviantar.
No se va a dinamitar la M-30, aunque habida cuenta del estado de conservación del exterior no se iba a notar la diferencia, ahora el final de la historia es esa, el alcalde omnipotente, ajeno a la justicia, ajeno a los ciudadanos, ajeno a todo. Y nosotros nada. Nosotros a pagar, a pagar la M-30, no la Calle 30, no te jode….
Viene a ser como si para no poner las vacunas a mi perro, digo que es, que se yo, pues un calcetín. Así cuando las autoridades me digan “¿ha puesto usted la vacuna de la rabia a su perro?” yo diría, “¿Qué perro?, pero si esto es un calcetín.”, ¿a que suena gilipollas?, pues lo de la M-30 igual.
Como los colectivos ecologistas no son gilipollas, y está visto que el tribunal de justicia europeo tampoco, le han dicho al Ayuntamiento que una calle los güevos, que en una calle no se va a 90 km/h ni a 70 tampoco, por cierto. Y ahora…ahora… ahora nada de nada. El Ayuntamiento recurre para gastar el dinero de los contribuyentes, un poquito más, que con la deuda que nos han endosado a los madrileños, y digo bien a los madrileños, que algún que otro concejal de Gallardón no son residentes de Madrid capital, no creo que un poco más en abogados nos vaya a soliviantar.
No se va a dinamitar la M-30, aunque habida cuenta del estado de conservación del exterior no se iba a notar la diferencia, ahora el final de la historia es esa, el alcalde omnipotente, ajeno a la justicia, ajeno a los ciudadanos, ajeno a todo. Y nosotros nada. Nosotros a pagar, a pagar la M-30, no la Calle 30, no te jode….
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