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26 diciembre 2006

LA LOTERÍA DE SIEMPRE.


Es que todos los años lo mismo… No se si el año pasado hice alusión al tema pero este año no me aguanto. He dejado pasar unos días, a ver si me impregnaba de la magia de la navidad y todo eso, pero que va, que es que me pongo hecho un obelisco, como diría Sofía Mazagatos. El 22 de diciembre la copla de siempre, lluvia de euros por los rincones de este país, alegría, champán, besos y abrazos. Bueno esto para los afortunados, los demás al currele como cualquier otra día.

En lo que concierne a las anécdotas del día de la lotería hay de muchos tipos. El jefe que regaló el décimo a sus trabajadores, que debe estar cagándose en la madre que le parió a el mismo por no haberse quedado con la tira entera, el menda al que despidieron el 21 de diciembre y al día siguiente le toca el gordo. Todos nos alegramos mogollón por él y hacemos comentarios burlones en plan “que se joda su jefe”, “mira que bien, pobrecito mío, ahora que le hacía falta”, pero en realidad no sabemos si era un holgazán profesional, canalla con sus compañeros y un parásito para su trabajo. Pero es que es navidad, todo mola un güevo de pato en escabeche, y nos encanta pensar en positivo, así q: el jefe de ese tío es un cabrón.

Pero el punto fundamental que me ha movido a escribir esta reflexión es la necesidad de plasmar una idea que me ronda la cabeza: A los que les toca el gordo y salen casacándolo en la tele son gilipollas, además de afortunados, claro. Es como una llamada pública a que te estafen, roben, secuestren al perro o que te den un bofetón por memo. Afortunado, eso si. Que nadie crea que escribo esto desde la envidia. Me dan la misma envidia los que no salen por la tele y en cambio por ellos me alegro muchísimo y espero que empleen la pasta en comprarse parcelas de felicidad, que seguro se lo merecen. Bueno pues eso, que hay que ser cateto y pringao para explicarle al mundo que te ha tocado el gordo. Te van a salir amiguetes hasta de debajo de las piedras machote. A mi no me iban a ver el pelo, pero ni de coña.

Otro cosa que me genera cierta expectación con esto de la lotería es que estoy deseando que le toque a un tío forrado de pasta y que además sea de los memos que salen en la tele. Siempre tenemos que escuchar la misma historia: “Aquí donde ha tocado es un barrio de obreros, de currantes, les hace mucha falta…” No te jode, eso no es noticia, habida cuenta de que el 95% de los españoles somos currantes y nos vendrían de perlas unos quilazos. Pero nada, todos los años erre que erre con el coñazo de los currantes y los obreros. Por eso quiero que un día le toque a alguien podrido de dinero. De éstos que tienen tanta viruta que apestan y que en vez de hilo dental, se limpian los dientes con el borde de un billete de quinientos eurazos. Y si saliera en las noticias diciendo algo así como “osea, estoy que te flipas de contento, tengo pasta para aburrir y aún me toca la calderilla ésta, jajaja, ¿cuanto es? Uy, trescientos mil eurillos… con esto me voy a arreglar el casco de mi yate de 80 pies de eslora que tengo en Puerto Banus…osea…” entonces se convertiría en mi héroe. Con dos cojones. Justo lo que le faltaría al jefe de informativos de cualquier cadena para emitir una cosa así, porque en España nos gusta que la gente sea desgraciada, como nosotros, y si la suerte le sonríe una vez y de refilón en forma de lotería, pues mejor, que ya nos tocará a nosotros. Lo que no soportamos es que a alguien le vaya bien de verdad, y tenga pasta, y se lo gaste en gilipolleces. Nos jode porque nosotros no podemos hacerlo.

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