Hoy hace tres años que enterramos a mi abuela. Por eso ayer, como hemos hecho en años anteriores, fuimos toda la familia al pueblo, para la misa, visita al cementerio y posterior comida. Pero ayer, además de haber dormido poco, muy poco, y que en misa había un coro de niños que me dinamitaron las pocas neuronas que vagaban por mi hipocondrio, tuve que escuchar ataques sistemáticos a todo lo que no fuera la familia tradicional cristiana. Y bien, entiendo que si entro en su club, en este caso una iglesia, me expongo a escuchar los dislates irracionales del delegado de gobierno para ese pueblo del papá más nazi que yo recuerdo.
Como no me voy a recrear con los argumentos que reafirmaron mi más absoluta confrontación con la Iglesia, su gobierno machista y elitista y su exclusión y marginación del diferente “no evangelizable”, paso a contar un ejemplo de las lindezas que tuvimos que escuchar de este cura de treinta y pocos años.
Enunció cuatro situaciones de tristeza en las familias, por este orden: las familias separadas, aquellas en las que se da la violencia doméstica, aquellas en las que se abandonan a los ancianos en las residencias (sic) y en las que los adolescentes solo reciben gritos. Aún me cuesta cerrar los ojos ante semejante disparate, que es fruto de un ser humano alejado de la realidad, y que a todas luces no ha sentido de cerca el drama de la violencia doméstica, ni ha tenido que lidiar con familias separándose o separadas. Además desde su púlpito, calentito y bien alimentado, denigra la atención que se presta a los ancianos en las residencias, lo que contribuye ocasionalmente a una atención deficiente de éstos en los hogares de sus hijos y los consiguientes conflictos en la familia nuclear, que en algunas ocasiones deriva en esas separaciones de las que nos alerta Rouco Varela y sus soldados de dios.
Después comentó temas sobre que dios es el responsable de la paternidad de todos en el cielo y en la tierra, sobre la importancia de amar y besar, no se, cosas como muy raras viniendo de un señor que no sabe más que lo que le dicta la doctrina filonazi de su santo padre. Los niños del coro maldito canturrearon una canción sobre dejar a sus padres y hermanos pero que no pasaba nada porque estaban con el señor bla bla bla….
Total que no me salí de la iglesia por respeto al santo padre, pero al mío, no al del señor de la túnica blanca, y si llega a estar mi hijo me salgo de todas formas porque lo peor de todo esto, no es que la iglesia excluya y margine a todos los que no forman una familia cristiana entre un hombre y una mujer , no es que nos considere lejos de no se que cielo al que por cierto no me quiero acercar ni por asumo, no. Lo peor de todo es que estos argumentos cargados de ira hacia el diferente, los vomitó con saña el párroco delante de muchos niños que allí se encontraban, niños cuyos padres y madres seguro que están en contra de educación para la ciudadanía, para que no adoctrinen a sus vástagos, pero si les dejan delante de una jauría de aprovechados excluyentes que quieren convertirles en soldados de dios.
Para preocuparse. Y mientras en Madrid las familias cristianas materializaban su odio hacia los otros engendros que pretenden ser familias en una multitudinaria celebración en la que se pedía la vuelta a la familia tradicional como eje de la sociedad. Y aún me preguntan porque no he bautizado a mi hijo… porque quiero que sea una persona libre.
Turula dixit.
1 comentario:
Lo increíble es que aún haya tanta gente que se sorprenda de que no bauticemos a nuestros hijos, de que no les hagamos súbditos de una secta que aún pretende azotar nuestras conciencias con argumentos ridículos.
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