He decidido que no me voy a estresar por estas cosas. Si las juventudes de Esquerra Republicana son tan fascistas e imbéciles como il duce de la COPE, me compadezco de ellos. Lo que tengo claro es que no voy a sufrir.
Miedo me da decir que me considero de izquierdas y republicano convencido. Me da miedo porque en este país parece que andamos un poco escasos de partidos sólidos de izquierdas. Lo que la gente identifica como tal (una vez asumido que el PSOE anda lejos de la izquierda, y se sitúa más bien al centro) son los partidos neo fascistas excluyentes como Herri Batasuna (o como diantre se denomine ahora) o el ya mencionado Esquerra Republicana.
Considero que la Constitución Española fue de alguna forma una ley de punto y final que evitó que se juzgara como es debido a los responsables de los desmanes franquistas. No solo aquellos que dispusieron de las vidas ajenas como entretenimiento macabro, sino también aquellos que se lucraron a costa del pueblo amparados por un régimen en el que en gran parte ellos movían los hilos.
No la voté (nací en el 77), pero una vez superado el hecho de no poder sentar ante la justicia a tanto represor arrogante y vivir con un rey impuesto, esta Constitución resultó ser una herramienta básica para la convivencia en España. Bien. ¡En el 78! Han pasado 27 años y no se ha movido ni una coma… Estoy a favor de la reforma de la Constitución en la medida que ésta se adapte a las circunstancias actuales y a los diferentes pueblos. De ninguna manera puede esto servir a quebrar el equilibrio justo y solidario entre regiones. Insito en el hecho de reclamar un equilibrio justo, ya que si Cataluña se erige hoy como una de las Comunidades más ricas de España es en parte gracias al resto del Estado, a sus trabajadores, a los que emigraron a trabajar allí y a los que apostaron por ellos. Por ello es importante recordar que no estamos hablando de principios de beneficencia, ni de asistencialismo. Estamos hablando de justicia entre pueblos (si tan de esquerra son, debería sonarles de algo).
En cualquier caso no he desenfundado la pluma para hablar del Estatut, sino para criticar el gesto idiota de las juventudes de Esquerra de invitar a la gente a romper una página de la Constitución. Es un gesto idiota y fascista solo comparable con la actitud idiota y fascista de Federico Jiménez Losantos. Pues si, resulta que los extremos se tocan con la puntita de los dedos. En este caso el extremo es el mismo: Crear, mantener y diseminar una actitud de odio hacia el otro, al diferente, e inflingirle el mayor daño posible.
Miedo me da decir que me considero de izquierdas y republicano convencido. Me da miedo porque en este país parece que andamos un poco escasos de partidos sólidos de izquierdas. Lo que la gente identifica como tal (una vez asumido que el PSOE anda lejos de la izquierda, y se sitúa más bien al centro) son los partidos neo fascistas excluyentes como Herri Batasuna (o como diantre se denomine ahora) o el ya mencionado Esquerra Republicana.
Considero que la Constitución Española fue de alguna forma una ley de punto y final que evitó que se juzgara como es debido a los responsables de los desmanes franquistas. No solo aquellos que dispusieron de las vidas ajenas como entretenimiento macabro, sino también aquellos que se lucraron a costa del pueblo amparados por un régimen en el que en gran parte ellos movían los hilos.
No la voté (nací en el 77), pero una vez superado el hecho de no poder sentar ante la justicia a tanto represor arrogante y vivir con un rey impuesto, esta Constitución resultó ser una herramienta básica para la convivencia en España. Bien. ¡En el 78! Han pasado 27 años y no se ha movido ni una coma… Estoy a favor de la reforma de la Constitución en la medida que ésta se adapte a las circunstancias actuales y a los diferentes pueblos. De ninguna manera puede esto servir a quebrar el equilibrio justo y solidario entre regiones. Insito en el hecho de reclamar un equilibrio justo, ya que si Cataluña se erige hoy como una de las Comunidades más ricas de España es en parte gracias al resto del Estado, a sus trabajadores, a los que emigraron a trabajar allí y a los que apostaron por ellos. Por ello es importante recordar que no estamos hablando de principios de beneficencia, ni de asistencialismo. Estamos hablando de justicia entre pueblos (si tan de esquerra son, debería sonarles de algo).
En cualquier caso no he desenfundado la pluma para hablar del Estatut, sino para criticar el gesto idiota de las juventudes de Esquerra de invitar a la gente a romper una página de la Constitución. Es un gesto idiota y fascista solo comparable con la actitud idiota y fascista de Federico Jiménez Losantos. Pues si, resulta que los extremos se tocan con la puntita de los dedos. En este caso el extremo es el mismo: Crear, mantener y diseminar una actitud de odio hacia el otro, al diferente, e inflingirle el mayor daño posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario