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20 septiembre 2012

A VUELTAS CON PARACUELLOS.




Pues finalmente se ha muerto Carrillo, y como no podía ser de otra forma se le han realizado los pertinentes homenajes (de momento a través de la capilla ardiente), y como tampoco podía dejar de ser, los más rancios y extremistas de las cavernas han sacado a relucir los acontecimientos de Paracuellos. Curioso que un señor que ha vivido 97 años, que ha ocupado cargos muy relevantes en la política española desde los 18 solo despierte comentarios en torno a las ejecuciones de Paracuellos. Algo he leído de Santiago Carrillo y sobretodo he disfrutado mucho escuchándole en los últimos años en la radio, en la tertulia “de sabios” en la Ventana de la Cadena Ser, junto con Miguel Herrero de Miñón y Martín Villa (Ernest LLuch también participó en ella) y si, siento su muerte.

Pero deseando que descanse desde hoy en paz en el mar Cantábrico, quiero centrarme en Paracuellos. Porque estoy francamente hasta los huevos del asunto. Y no porque me parezca de importancia menor. Lo allí ocurrido fue una atrocidad indescriptible y del todo injustificable, por muy tiempos de guerra que fueran. Asesinar a miles de presos (en relación a la cifra depende de lo escorado a la derecha del interlocutor, varía, desde unos dos mil quinientos que es la cifra más o menos oficial, hasta los siete mil que me comentaba un conocido supongo que con cierta nostalgia franquista) no tiene razón de ser. Ninguna. Como si se trata de doce personas, da igual. Lo que me descoyunta los chacras y hace que me soliviante es mi incomprensión acerca de una cuestión. ¿Por qué si algunos hablamos de desenterrar a los muertos de las cunetas (que se cuentan por cientos de miles, por cierto), si pedimos la retirada lógica de los símbolos que exaltan a un dictador golpista y a su régimen, removemos el pasado y enfrentamos a las dos españas, y sin embargo cuando los nostálgicos del régimen, los nuevos ultraderechistas y los antiguos mentan el episodio de Paracuellos sin cesar parece que hacen justicia? ¿Alguien me lo explica?

Por otro lado ¿Por qué se achaca la responsabilidad a Carrillo de unos hechos en los que no se ha probado su participación? Si bien es cierto que por el cargo que ocupaba en la época debía estar al tanto de las sacas, también es muy cierto que el desgobierno que imperaba en Madrid aquellos días hace bastante creíble la versión del fallecido. Diferentes estudios apuntan a que fueron instrucciones soviéticas las que promovieron dicha atrocidad. Por otro lado los fusilados en Paracuellos tienen su reconocimiento,  sus lápidas y su hermosa y gigantesca cruz en la ladera de la montaña cercana al municipio en cuestión, lo cual no tienen los miles de ejecutados en anónimas cunetas a manos de los golpistas y la dictadura posterior.

Y todo esto es porque la democracia parlamentaria en este país es una mentira con la que tuvieron que tragar Carrillo y los demás partidos de izquierdas para que las élites de derechas no continuaran con su despótico gobierno. Y se tragaron un sapo de cuidado. Firmaron, con la ratificación posterior de los ciudadanos españoles una constitución que no fue sino una ley de punto y final como las de las dictaduras latino americanas. Firmaron la “transacción” (no transición, como dijo Anguita el domingo pasado en “Salvados”) que no era sino el disfraz de un modelo injusto con una reducción (que tanto se lleva a hora en la gastronomía) de libertades y derechos, que apenas salpicaba el fondo del plato. Y así nos va. Ni hay olvido ni hay perdón. Claro que no. Siempre habrá vencedores y vencidos, y el olvido se digiere peor desde el bando de los sometidos y derrotados.

¿Acaso los que braman por no remover el pasado estarían dispuestos a firmar algo parecido con los asesinos de ETA? Venga va firmemos que aquí no ha pasado nada, ni perdón, ni arrepentimiento ni nada, que su brazo político monopolice los cargos públicos, y que se paseen por las calles sabiendo que nunca podrán reprocharles nada porque de hacerlo las víctimas de ETA estarían reabriendo heridas del pasado y removiendo mierda. Pues para los que ponéis cara de asco mientras leéis esto, pensad ahora porqué las personas no se olvidan de sus padres, hermanos, tíos, amigos, que una noche fueron retenidos por las fuerzas golpistas de Francisco Franco, se los llevaron de paseo a las afueras del pueblo, y junto a la tapia del cementerio les descerrajaron un tiro, para posteriormente sumirles en el olvido.

Pues eso, que estoy hasta el cigoto de Paracuellos y la altanería déspota de los que se creen con derechos que a otros les niegan.

Descansa en paz Santiago Carrillo.

1 comentario:

jairo F.Quindós dijo...

sin duda estoy totalmente de acuerdo, aqui siempre habvra dos españas y creo que no es malo, pues de los errore podemos aprender todos, pero de lo que no vamos a aprender es de que aqui unos deben olvidar y dejar el pasado sin mover y otros estan en el derecho de a pesar de haber ganado seguir machancando, hoy se va un democrata un personaje que lo hizo mejor o peor pero que fue fiel a sus ideas, no todos pueden decir lo mismo y en fin a los que digan que olvidemos es dificil mientras haya cunetas sin reconocer.
salud y republica turula, yo ya estoy a tuti plen