He esperado tres días por aquello de no dejar volar los deditos manejados por la furia sobre el teclado. Pero creo que ya puedo contaros lo que me ocurrió el martes con un señor de esos que va vestido de policía antidisturbios. Vamos, un mastuerzo del pleistoceno.
El caso es que sobre las cinco y media de la tarde iba a girar por la calle Alcalá a la altura de la Consejería de Educación, aquello cuajadito de antidisturbios por la manifestación prevista para una hora después a favor de la educación pública, cuando vi que un señor, de unos cuarenta años y aspecto absolutamente inofensivo hablaba con dos de los agentes. El caso es que me dio por unirme a tan animosa charla. No le dejaban pasar porqué iba ataviado con una de esas camisetas verdes que rezan “educación pública de todos para todos” (eslogan reaccionario y peligroso donde los haya) que tanto irritan a Esperanza Aguirre y al PP en general. Decidí, para disgusto de un antidisturbio con cara de pocos amigos, participar en la charla. Y aunque estaba el policía en no dejarme hablar “usted no se meta que no estamos hablando con usted”, me decía, a lo cual yo le contestaba que tampoco hablaba con el, que me dirigía al de la camiseta verde.
Bueno, que al final conseguimos que el señor pasara, pero se ve que unos compañeros del agente que estaban delante decidieron matar el rato que faltaba hasta la manifestación, tocándome los güevos. Y cuando pasaba a su lado discurrió una conversación más o menos así:
- va usted a la concentración?- me grita el mastuerzo.
- Voy a mi casa pero no tengo porqué darle explicaciones de a donde voy.- le contesto
- ¡Documentación!
- ¿Porqué motivo?
- Por dirigirse de ese modo a un agente.
- Pues si que son ustedes sensibles. Aquí tiene, mi DNI. ¿me da por favor su número de agente?
- Aquí lo tiene.- Me dice enseñándome una micro plaquita con unos números grabados de forma prácticamente ilegible. Anoto número.
Empezamos una entretenida discusión sobre las sensibilidades propias y ajenas, sobre la idoneidad de parar a según que personas porque se les ponga en el pijo a estos ultras, porque al fin y al cabo son como ultras violentos pero por oposición. Así como obtener un diploma que diga “ultra para toda la vida”.
- Déme su teléfono.- me dice el aprendiz de cromañón.
- ¿mi teléfono? ¿Para qué?.- dije extrañado, pensando en que a lo mejor todo esto era una excusa para verme en otro momento más íntimo, porque detrás de esa pinta de tonto del ciruelo disfrazado de ultra había un ser emocionalmente dispuesto al amor…
- Bueno vale, no es obligatorio, pero deme su dirección.
- Le he dado mi DNI, supongo que ahí figura.
- Ya pero me ha dicho que no es la correcta.
- Ya pero es la que figura en mi DNI.
Otro compañero suyo, también con pinta de haber sido pegado en repetidas ocasiones en el cole y con ganas de vengarse en semejante oficio o como se pueda describir eso que hacen estos tipos, intentó en ese momento darme un curso acelerado sobre la obligatoriedad de cambiarme el DNI si cambio de domicilio.
Concluyendo, que el mastuerzo del pleistoceno me denuncia ante delegación de gobierno por dirigirme de manera irrespetuosa a unos agentes. Y digo yo ¿Quién nos defiende a nosotros ante un caso como este? Es decir, que a este tarado a todas luces (curiosa paradoja para alguien que obviamente no las tiene) se le pone en el ciruelo que le he hablado mal, me denuncia y me toca pagar una multa porque su palabra vale más que la mía. Porque el es un agente de policía. Tócate el melón.
Siempre he pensado que para ser antidisturbio, no tienes que valer para nada más, es decir es una profesión subsidiaria que diríamos. Porque un policía que vale, con nivel, no se dedica a dar ostias, se dedica a investigar, a pensar…pero alguien que por vocación elige dar palos debe tener una alteración genética chunga o algo así. Lo dicho, ultras por oposición.
Pues por mi parte le pueden ir dando al mastuerzo este y a todos sus compañeros, y digo lo mismo que digo con los toreros, que el día que en un lance de esos de vuestro oficio acabéis mal parados, no seré yo quien lo lamente. Y voy a seguir discutiendo, en la medida de lo posible de buenas maneras como hice el martes, y luchando por mis derechos y por los de los que considere oportuno, y ahí me inflen a multas o a ostias, que no me callarán. Nunca.
El caso es que sobre las cinco y media de la tarde iba a girar por la calle Alcalá a la altura de la Consejería de Educación, aquello cuajadito de antidisturbios por la manifestación prevista para una hora después a favor de la educación pública, cuando vi que un señor, de unos cuarenta años y aspecto absolutamente inofensivo hablaba con dos de los agentes. El caso es que me dio por unirme a tan animosa charla. No le dejaban pasar porqué iba ataviado con una de esas camisetas verdes que rezan “educación pública de todos para todos” (eslogan reaccionario y peligroso donde los haya) que tanto irritan a Esperanza Aguirre y al PP en general. Decidí, para disgusto de un antidisturbio con cara de pocos amigos, participar en la charla. Y aunque estaba el policía en no dejarme hablar “usted no se meta que no estamos hablando con usted”, me decía, a lo cual yo le contestaba que tampoco hablaba con el, que me dirigía al de la camiseta verde.
Bueno, que al final conseguimos que el señor pasara, pero se ve que unos compañeros del agente que estaban delante decidieron matar el rato que faltaba hasta la manifestación, tocándome los güevos. Y cuando pasaba a su lado discurrió una conversación más o menos así:
- va usted a la concentración?- me grita el mastuerzo.
- Voy a mi casa pero no tengo porqué darle explicaciones de a donde voy.- le contesto
- ¡Documentación!
- ¿Porqué motivo?
- Por dirigirse de ese modo a un agente.
- Pues si que son ustedes sensibles. Aquí tiene, mi DNI. ¿me da por favor su número de agente?
- Aquí lo tiene.- Me dice enseñándome una micro plaquita con unos números grabados de forma prácticamente ilegible. Anoto número.
Empezamos una entretenida discusión sobre las sensibilidades propias y ajenas, sobre la idoneidad de parar a según que personas porque se les ponga en el pijo a estos ultras, porque al fin y al cabo son como ultras violentos pero por oposición. Así como obtener un diploma que diga “ultra para toda la vida”.
- Déme su teléfono.- me dice el aprendiz de cromañón.
- ¿mi teléfono? ¿Para qué?.- dije extrañado, pensando en que a lo mejor todo esto era una excusa para verme en otro momento más íntimo, porque detrás de esa pinta de tonto del ciruelo disfrazado de ultra había un ser emocionalmente dispuesto al amor…
- Bueno vale, no es obligatorio, pero deme su dirección.
- Le he dado mi DNI, supongo que ahí figura.
- Ya pero me ha dicho que no es la correcta.
- Ya pero es la que figura en mi DNI.
Otro compañero suyo, también con pinta de haber sido pegado en repetidas ocasiones en el cole y con ganas de vengarse en semejante oficio o como se pueda describir eso que hacen estos tipos, intentó en ese momento darme un curso acelerado sobre la obligatoriedad de cambiarme el DNI si cambio de domicilio.
Concluyendo, que el mastuerzo del pleistoceno me denuncia ante delegación de gobierno por dirigirme de manera irrespetuosa a unos agentes. Y digo yo ¿Quién nos defiende a nosotros ante un caso como este? Es decir, que a este tarado a todas luces (curiosa paradoja para alguien que obviamente no las tiene) se le pone en el ciruelo que le he hablado mal, me denuncia y me toca pagar una multa porque su palabra vale más que la mía. Porque el es un agente de policía. Tócate el melón.
Siempre he pensado que para ser antidisturbio, no tienes que valer para nada más, es decir es una profesión subsidiaria que diríamos. Porque un policía que vale, con nivel, no se dedica a dar ostias, se dedica a investigar, a pensar…pero alguien que por vocación elige dar palos debe tener una alteración genética chunga o algo así. Lo dicho, ultras por oposición.
Pues por mi parte le pueden ir dando al mastuerzo este y a todos sus compañeros, y digo lo mismo que digo con los toreros, que el día que en un lance de esos de vuestro oficio acabéis mal parados, no seré yo quien lo lamente. Y voy a seguir discutiendo, en la medida de lo posible de buenas maneras como hice el martes, y luchando por mis derechos y por los de los que considere oportuno, y ahí me inflen a multas o a ostias, que no me callarán. Nunca.
No te jode.
Y basta ya de abuso y represión policial que lamentablemente es más habitual en nuestro país de lo que podamos pensar.
3 comentarios:
Joder si es que la policia tenia que mirarse, es un abuso policial el que sufriste Turula, pero es que encima me imagino que con la chuleria más alta que imagino, si la verdad, vamos para peor el dia menos pensado ni hablar podremos.
Nunca he tenido problemas de ese tipo, y eso que suelo ir a manifestaciones y yo tampoco soy de los que se callan. Pero en estos últimos meses me da que algo falla en esta nuestra querida españa. Lo de las multas es otro de los recursos para sonsacar dinero al ciudadano de a pie, pero no les exigen que devuelvan los miles y miles de euros a todos los chorizos de los ayuntamientos y demás chusma política. En un país multicolor nació el fraude y la corrupción, y en esas estamos...
un abrazo turulesco
jajajajajajajjajajajaja hay que tener mala pata para q tener un encontron con los pacos (asi les decimos aca a la policia) jaja pero me rei mucho con la lectura! me gusto!
guardado el blog! ;)
cariños!
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