De pronto se hizo de día y el sol ensombreció al poderoso sistema. El sol se hizo fuerte y resistió, pese a las nubes, pese a la lluvia. Y allí llegaron sus rayos, plaza homónima les acogió. Y siguen. Y seguirán.
Antisistema nos llaman desde los medios y políticos de ultraderecha, los neoliberales que vendieron sus almas, y lo que es peor, las nuestras, a banqueros y empresas. Antisistema nos dicen con la retranca de los que se sienten seguros en sus poltronas doradas. Los que pasamos por la puerta del Sol, somos los que no solo hemos sido apartados de un sistema corrupto, insolidario y voraz, sino que además no queremos ser parte de él, porque si nos acogiera y lo justificáramos seríamos cómplices.
Soy joven, tengo casa, trabajo y coche. Económicamente estable y sin carencias desde el punto de vista material. Pero al parecer también soy un antisistema azuzado por la izquierda, por lo socialistas (vaya contradicción por otro lado, izquierda y PSOE no casan desde hace años). No tengo personalidad, como no la tuve, al parecer, aquel 13 de marzo de 2004 cuando exigí en la calle, a gritos, la verdad sobre el 11-M. Como no la tuve en las diferentes concentraciones y movilizaciones a las que he acudido.
No se si tengo personalidad, pero francamente lo de manipularme me pilla un poco mayor. Tengo 33 años, estoy divorciado, soy ateo, republicano y de izquierdas. Y tengo un hijo. Un hijo maravilloso de cinco años al que poco le voy a legar desde el punto de vista material. Un hijo al que le tengo ya que explicar porqué está la calle plagada de gente pidiendo limosna (como gusta este término a curillas y señoritas bien que compran un trozo de cielo con el clin clin de las monedas en la mano del indigente), porqué hay personas con pancartas en las puertas de las empresas, porqué se juntan en la puerta del Sol miles de personas pidiendo a voces algo que el no acaba de entender.
Tengo un hijo al que le quiero contar que el mundo no es una mierda, que el mundo somos personas libres que unidas podemos labrar un futuro mejor, que no podemos andar a lo nuestro sin mirar a los lados, que no podemos ganar a costa de los demás, que no podemos crecer pisando a nuestros vecinos. Quiero poder mirarle y decirle que lo intentamos, que nos juntamos y que nos movilizamos, que supimos reaccionar, tarde, pero lo hicimos.
Quiero que sepa que igual su padre, ese pequeño burgués de clase media (a mis detractores les encanta atizarme con eso), que se unió a las protestas de la puerta del Sol, lo hizo por él, por todos, para poder construir un sistema justo y global, donde no prime el mercado, donde no prime el negocio, donde la política sea un destino de grandes hombres y mujeres que se preocupan por sus semejantes. Y permitirle a él sentirse parte de un sistema solidario, porqué el de ahora hace ya mucho que nos veta la entrada a nosotros, y aunque nos invitara a pasar yo me quedaría en la puerta.
Hoy por hoy podemos protestar, gritar, rugir en la calle, y no parar hasta la victoria, pero este domingo tenemos que ir a votar, partidos hay muchos (no solo el bipartidismo repugnante que impera hoy en día), y propuestas solidarias que garanticen un estado de bienestar real también, y garantías de preservar lo público debiera haberlas, ya que solo desde los servicios públicos de calidad podemos garantizar la igualdad y el progreso.
VOTA EL 22 DE MAYO, PORQUÉ OTRO MUNDO ES POSIBLE Y ESTAMOS EMPEZANDO A CONSTRUIRLO.
Por cierto, os dejo este interesante enlace sobre como influyen los votos en blanco, los votos, nulos, el no ir a votar…en los resultado finales.
http://www.pateandopiedras.com/2011/04/la-diferencia-entre-abstenerse-votar-en-blanco-y-el-no-les-votes/
¡TOMA LA CALLE Y HAZTE OIR!
Antisistema nos llaman desde los medios y políticos de ultraderecha, los neoliberales que vendieron sus almas, y lo que es peor, las nuestras, a banqueros y empresas. Antisistema nos dicen con la retranca de los que se sienten seguros en sus poltronas doradas. Los que pasamos por la puerta del Sol, somos los que no solo hemos sido apartados de un sistema corrupto, insolidario y voraz, sino que además no queremos ser parte de él, porque si nos acogiera y lo justificáramos seríamos cómplices.
Soy joven, tengo casa, trabajo y coche. Económicamente estable y sin carencias desde el punto de vista material. Pero al parecer también soy un antisistema azuzado por la izquierda, por lo socialistas (vaya contradicción por otro lado, izquierda y PSOE no casan desde hace años). No tengo personalidad, como no la tuve, al parecer, aquel 13 de marzo de 2004 cuando exigí en la calle, a gritos, la verdad sobre el 11-M. Como no la tuve en las diferentes concentraciones y movilizaciones a las que he acudido.
No se si tengo personalidad, pero francamente lo de manipularme me pilla un poco mayor. Tengo 33 años, estoy divorciado, soy ateo, republicano y de izquierdas. Y tengo un hijo. Un hijo maravilloso de cinco años al que poco le voy a legar desde el punto de vista material. Un hijo al que le tengo ya que explicar porqué está la calle plagada de gente pidiendo limosna (como gusta este término a curillas y señoritas bien que compran un trozo de cielo con el clin clin de las monedas en la mano del indigente), porqué hay personas con pancartas en las puertas de las empresas, porqué se juntan en la puerta del Sol miles de personas pidiendo a voces algo que el no acaba de entender.
Tengo un hijo al que le quiero contar que el mundo no es una mierda, que el mundo somos personas libres que unidas podemos labrar un futuro mejor, que no podemos andar a lo nuestro sin mirar a los lados, que no podemos ganar a costa de los demás, que no podemos crecer pisando a nuestros vecinos. Quiero poder mirarle y decirle que lo intentamos, que nos juntamos y que nos movilizamos, que supimos reaccionar, tarde, pero lo hicimos.
Quiero que sepa que igual su padre, ese pequeño burgués de clase media (a mis detractores les encanta atizarme con eso), que se unió a las protestas de la puerta del Sol, lo hizo por él, por todos, para poder construir un sistema justo y global, donde no prime el mercado, donde no prime el negocio, donde la política sea un destino de grandes hombres y mujeres que se preocupan por sus semejantes. Y permitirle a él sentirse parte de un sistema solidario, porqué el de ahora hace ya mucho que nos veta la entrada a nosotros, y aunque nos invitara a pasar yo me quedaría en la puerta.
Hoy por hoy podemos protestar, gritar, rugir en la calle, y no parar hasta la victoria, pero este domingo tenemos que ir a votar, partidos hay muchos (no solo el bipartidismo repugnante que impera hoy en día), y propuestas solidarias que garanticen un estado de bienestar real también, y garantías de preservar lo público debiera haberlas, ya que solo desde los servicios públicos de calidad podemos garantizar la igualdad y el progreso.
VOTA EL 22 DE MAYO, PORQUÉ OTRO MUNDO ES POSIBLE Y ESTAMOS EMPEZANDO A CONSTRUIRLO.
Por cierto, os dejo este interesante enlace sobre como influyen los votos en blanco, los votos, nulos, el no ir a votar…en los resultado finales.
http://www.pateandopiedras.com/2011/04/la-diferencia-entre-abstenerse-votar-en-blanco-y-el-no-les-votes/
¡TOMA LA CALLE Y HAZTE OIR!
1 comentario:
Ya sabes que el 28 de mayo, a las 12.00, hay asambleas en los barrios. Tenemos que dar impulso a este movimiento desde cada barrio.
Saludos
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