El domingo hay elecciones. Podemos recrearnos en el discurso de que la política es una mierda, los políticos lo son aún más y que al final poco importa lo que votemos porque los de siempre harán lo mismo de siempre. Oseasé, nada.
Podemos lloriquear, lamentarnos, cagarnos en los políticos corruptos, desearles las galeras, profetizar el fin del mundo entre humo de tabaco y espuma de cerveza. Podemos agachar la cabeza y esperar a que llegue la siguiente colleja, un golpe que no es menos doloroso por ser esperado.
Podemos esperar nuevos ajustes, podemos criticar a los bancos, a Botín, a Zara o al imperio capitalista. A la estrella de la muerte si queremos. Podemos hablar, discutir, podemos enredarnos en conversaciones etéreas, incluso podemos concretar, hablar de cómo la derecha española, encarnada en el Partido Popular ha degradado la sociedad y el estado de bienestar. O podemos comentar y vapulear las medidas liberales del partido socialista en un mundo dejado de la mano del mercado que erosiona los pilares básicos del Estado de Bienestar y los sustituye por endebles andamiajes contratados a dedo a una empresa amiga.
Podemos hacer todo eso, si. O podemos luchar, gritar, avanzar, salir a la calle y votar, votar masivamente a una izquierda real, a una izquierda anticapitalista, a una izquierda antiliberal, a una izquierda igualitaria, a una izquierda mayoritaria, a una izquierda que tenga “Utopía” grabada a fuego en su programa electoral, porqué eso es lo que quiero, quiero saber que podemos cambiar esta barbarie, quiero echar a la derecha conservadora, ultra católica, una derecha que me dice lo que es mejor para mi cuando ni siquiera le importo, una derecha ultra liberal que deja fluir el mercado y crea bolsas de pobreza, una derecha que confunde beneficencia cristiana con derechos sociales, una derecha que quiere hacer negocio con la salud, la educación, con lo público.
Quiero que la utopía marque la senda y enderece a los que se dicen socialistas y han traicionado los valores de la izquierda real con políticas liberales, han hecho una guerra para acabar con otra, han errado, nos han dejado de lado. Quiero que se vayan y podamos todos juntos construir un mundo mejor.
Porque “Utopía” es el legado que le quiero dejar a mi hijo, porque si dejamos de luchar nunca creceremos, porque si dejamos de creer nunca avanzaremos.
Avancemos juntos por una izquierda real, igualitaria y anticapitalista. Porque es posible. Porqué otro mundo, otro sistema es posible.
¡Vota a la izquierda!
Podemos lloriquear, lamentarnos, cagarnos en los políticos corruptos, desearles las galeras, profetizar el fin del mundo entre humo de tabaco y espuma de cerveza. Podemos agachar la cabeza y esperar a que llegue la siguiente colleja, un golpe que no es menos doloroso por ser esperado.
Podemos esperar nuevos ajustes, podemos criticar a los bancos, a Botín, a Zara o al imperio capitalista. A la estrella de la muerte si queremos. Podemos hablar, discutir, podemos enredarnos en conversaciones etéreas, incluso podemos concretar, hablar de cómo la derecha española, encarnada en el Partido Popular ha degradado la sociedad y el estado de bienestar. O podemos comentar y vapulear las medidas liberales del partido socialista en un mundo dejado de la mano del mercado que erosiona los pilares básicos del Estado de Bienestar y los sustituye por endebles andamiajes contratados a dedo a una empresa amiga.
Podemos hacer todo eso, si. O podemos luchar, gritar, avanzar, salir a la calle y votar, votar masivamente a una izquierda real, a una izquierda anticapitalista, a una izquierda antiliberal, a una izquierda igualitaria, a una izquierda mayoritaria, a una izquierda que tenga “Utopía” grabada a fuego en su programa electoral, porqué eso es lo que quiero, quiero saber que podemos cambiar esta barbarie, quiero echar a la derecha conservadora, ultra católica, una derecha que me dice lo que es mejor para mi cuando ni siquiera le importo, una derecha ultra liberal que deja fluir el mercado y crea bolsas de pobreza, una derecha que confunde beneficencia cristiana con derechos sociales, una derecha que quiere hacer negocio con la salud, la educación, con lo público.
Quiero que la utopía marque la senda y enderece a los que se dicen socialistas y han traicionado los valores de la izquierda real con políticas liberales, han hecho una guerra para acabar con otra, han errado, nos han dejado de lado. Quiero que se vayan y podamos todos juntos construir un mundo mejor.
Porque “Utopía” es el legado que le quiero dejar a mi hijo, porque si dejamos de luchar nunca creceremos, porque si dejamos de creer nunca avanzaremos.
Avancemos juntos por una izquierda real, igualitaria y anticapitalista. Porque es posible. Porqué otro mundo, otro sistema es posible.
¡Vota a la izquierda!
1 comentario:
Lamentablemente, el resultado fue el de siempre.
No hay mucho más que decir:
http://lobrevesibrevedosvecesbreve.blogspot.com/
o su versión en inglés:
http://whatsbriefwhenbriefistwiceasbrief.blogspot.com/
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