SERVICIOS SOCIALES PARA TODOS Y TODAS. NO A LOS RECORTES

09 abril 2010

NUBE CABRONA


Estoy acurrucado en una roca, como un islote. La corriente pasa a mi alrededor y los puentes que antes recorría yacen en el fondo, como espejismos de lo que eran o lo que quería que fueran. Me mojo. Noto como se deshacen mis bordes como pasta de papel, un papel en el que llevo todo escrito, con algún borrón, con alguna cita. Busco las pasarelas pero no las encuentro. Y llueve. Maldita nube cabrona que viene sin avisar. O quizás si avisa y soy yo el que en mi excepcional mundo imperfecto hago oídos sordos, en un intento por mejorar algo que no puede ser mejor; no se puede dar forma a la lava cuando se enfría.

Y frío es lo que siento, hasta lo veo reflejado en el agua ahora turbia que bordea mi islote. Apenas quepo y me voy deshaciendo como un recuerdo que no existe, o que se fue en esa pasta blanca de papel que ahora lleva mis citas río abajo.

Nube cabrona. Has tirado mis puentes aún sabiendo que volveré a izarlos, esfuerzo vano el tuyo. Y los izaré como lo he hecho tantas veces, porque aunque no quiero mojarme con el barro impregnado en el agua que mece mi vida, lo haré. Lo haré una y mil veces, y sabré donde agarrarme para empezar de nuevo, y tu seguirás escupiendo tu perro azar, y yo saldré de mi islote habiendo dejado atrás trazos de vida, de recuerdos, de borrones, de sonrisas, de anhelos, besos y caricias, de cosas que al final de este lance no me faltarán porque están guardadas lejos del papel que deshaces a gritos, lanzadas por los brazos que me estrecharon, por los labios que me besaron, por la manos que me cogieron, por las palabras que me dijeron.

Hace años aprendí a mojarme y a tender puentes, y eso hago cuando vuelas sobre mí. Ahí sigo. Al fin y al cabo no es un islote. Es mi islote. Nube cabrona.

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