30 diciembre 2008
18 diciembre 2008
MALDITA CONFIANZA.
Para llegar hay que querer. Si uno no quiere jamás llegará.
Y aún queriendo, la vida a ratos será camino y otros barranco.
Así que hace falta confianza. Eso es, querer y confianza, sino caemos por el barranco y no llegamos.
¿Riesgos? Cada día, y recetas ninguna.
Apuesta, confía, quiere. Entonces puedes.
11 diciembre 2008
UNA MAÑANA EN EL MERCADO.
Esta mañana me he ido al mercado. Me encanta ir al mercado, sobretodo un día de diario por la mañana. El barrio tiene otro aspecto, como una vida paralela diametralmente opuesta a la de la tarde, y no digo a por la noche.
Ahí iba yo con mi carrito de la compra cuando oigo el grito de una gitana, una gitana de esas que si te echa un mal de ojo te deja cuan menos preocupado, “¡la bolsa de ajos rojos a un euro!”. Me encantan estas estampas tan españolas, tan de andar por casa. Paso al lado de la gitana y me grita en la oreja “¡vamos machote, la bolsa de ajos rojos a un euro, machote, que te da fuerza!”. Machote. Miro a mi alrededor y no hay nadie más. Me ha llamado machote, a mí. Tentado he estado de comprarle tres docenas de bolsas por el cumplido.
Subo a mi frutería, a mi frutero y mientras escojo género se cruza en mi estupenda mañana una torda imbécil de los cojones, de esas con pinta de altiva, que va de señorona pero que nunca lo ha sido, y lo que tiene es pinta de amargada. Le ha hablado a mi frutero como si fuera su esclavo. A mi frutero, el que me dice siempre amable “hola joven ¿Qué tal va todo?” o “¿Cómo está el niño?”. Entre lo de machote y lo de joven ando algo crecidito hoy. Le ha pagado y le ha dicho “anda dame cincuenta” cuando en realidad las vueltas eran cuarenta y cinco. Y la torda dice que cincuenta. Cincuenta bofeteadas con la palma abierta es lo que yo te daba. En fin que estaba yo acumulando ira gratuita cuando una viejecilla ha dicho algo así como que a ella le gustaban los plátanos duros y todo el mal rollo se ha esfumado de repente para dejar espacio a una sonrisa maliciosa. Gracias señora, salvó usted a servidor de la ira.
Después que si pollo, que si vuelvo paseando parándome a hablar con las del estanco (todos llevamos una maruja de barrio dentro), paso por la farmacia. Hago un parón porque esta farmacia es demasiado, tiene una piedra tallada en un lateral donde está inscrito en plan del año de Maricastaña “Señor aparta de mi lo que me aleja de ti”. Y medio metro más allá, al lado de la puerta una máquina de condones. Con dos cojones.
En cuanto llego al portal veo las escaleras (hace cien años no se estilaban los ascensores), miro el carrito, miro las escaleras, miro el carrito y me cago en la compra, en las escaleras, en mi casero y en la gitana que debió insistir más en lo de los ajos, porque en ese momento me hacían falta ajos rojos y de todos los colores.
Ahí iba yo con mi carrito de la compra cuando oigo el grito de una gitana, una gitana de esas que si te echa un mal de ojo te deja cuan menos preocupado, “¡la bolsa de ajos rojos a un euro!”. Me encantan estas estampas tan españolas, tan de andar por casa. Paso al lado de la gitana y me grita en la oreja “¡vamos machote, la bolsa de ajos rojos a un euro, machote, que te da fuerza!”. Machote. Miro a mi alrededor y no hay nadie más. Me ha llamado machote, a mí. Tentado he estado de comprarle tres docenas de bolsas por el cumplido.
Subo a mi frutería, a mi frutero y mientras escojo género se cruza en mi estupenda mañana una torda imbécil de los cojones, de esas con pinta de altiva, que va de señorona pero que nunca lo ha sido, y lo que tiene es pinta de amargada. Le ha hablado a mi frutero como si fuera su esclavo. A mi frutero, el que me dice siempre amable “hola joven ¿Qué tal va todo?” o “¿Cómo está el niño?”. Entre lo de machote y lo de joven ando algo crecidito hoy. Le ha pagado y le ha dicho “anda dame cincuenta” cuando en realidad las vueltas eran cuarenta y cinco. Y la torda dice que cincuenta. Cincuenta bofeteadas con la palma abierta es lo que yo te daba. En fin que estaba yo acumulando ira gratuita cuando una viejecilla ha dicho algo así como que a ella le gustaban los plátanos duros y todo el mal rollo se ha esfumado de repente para dejar espacio a una sonrisa maliciosa. Gracias señora, salvó usted a servidor de la ira.
Después que si pollo, que si vuelvo paseando parándome a hablar con las del estanco (todos llevamos una maruja de barrio dentro), paso por la farmacia. Hago un parón porque esta farmacia es demasiado, tiene una piedra tallada en un lateral donde está inscrito en plan del año de Maricastaña “Señor aparta de mi lo que me aleja de ti”. Y medio metro más allá, al lado de la puerta una máquina de condones. Con dos cojones.
En cuanto llego al portal veo las escaleras (hace cien años no se estilaban los ascensores), miro el carrito, miro las escaleras, miro el carrito y me cago en la compra, en las escaleras, en mi casero y en la gitana que debió insistir más en lo de los ajos, porque en ese momento me hacían falta ajos rojos y de todos los colores.
08 diciembre 2008
LOS MAYORES TAMBIÉN LLORAN.
Hablando con mi hijo hoy me ha preguntado el enésimo “porqué”. Lo que pasa es que esta vez no me ha supuesto la típica gimnasia mental de la que echo mano cada tres minutos para resolver sus dudas. Esta vez el “porqué” tenía su aquel. Ha sido cuando me ha dicho que claro, que yo no lloraba porque era mayor, a lo cual yo le he dicho que los mayores también lloran. ¿Por qué? Me ha espetado el canijo.
Pues mira mi niño, en la vida a medida que crezcas vas a llorar un montón. A veces de alegría, pero otras vas a llorar de pura pena. Sentirás pena por multitud de cosas, pequeños problemas, grandes dramas, por incomprensión, por desdicha. Llorarás por los estudios, por parejas, por pérdidas, por trabajo, por disputas, por amigos. Llorarás cuando te encuentres perdido, cuando te den la espalda, cuando te griten, cuando veas llorar. La vida es muy perra cuando vienen mal dadas, y cuando te atiza con todas sus fuerzas, seas pequeño o grande te brotarán las lágrimas, se te entrecortará la respiración, sentirás como el mundo te aprisiona y querrás gritar. Pues en ese momento mi niño, grita, grita tan fuerte como puedas y llora sin complejos, porque por muy cuesta arriba que se te presente el panorama, dale la cara a ese momento, dile que si, que la vida es perra y jodida a veces, pero que no tienes miedo a vivirla y a disfrutarla, porque al final, cuando has gritado y llorado, cuando te has repuesto de ese disgusto que te ha intentado hundirte, la vida siempre merece la pena.
Pues eso enano, vas a llorar un montón, pero te aseguro que no pasa nada, de pequeño o de mayor.
Pues mira mi niño, en la vida a medida que crezcas vas a llorar un montón. A veces de alegría, pero otras vas a llorar de pura pena. Sentirás pena por multitud de cosas, pequeños problemas, grandes dramas, por incomprensión, por desdicha. Llorarás por los estudios, por parejas, por pérdidas, por trabajo, por disputas, por amigos. Llorarás cuando te encuentres perdido, cuando te den la espalda, cuando te griten, cuando veas llorar. La vida es muy perra cuando vienen mal dadas, y cuando te atiza con todas sus fuerzas, seas pequeño o grande te brotarán las lágrimas, se te entrecortará la respiración, sentirás como el mundo te aprisiona y querrás gritar. Pues en ese momento mi niño, grita, grita tan fuerte como puedas y llora sin complejos, porque por muy cuesta arriba que se te presente el panorama, dale la cara a ese momento, dile que si, que la vida es perra y jodida a veces, pero que no tienes miedo a vivirla y a disfrutarla, porque al final, cuando has gritado y llorado, cuando te has repuesto de ese disgusto que te ha intentado hundirte, la vida siempre merece la pena.
Pues eso enano, vas a llorar un montón, pero te aseguro que no pasa nada, de pequeño o de mayor.
04 diciembre 2008
EMOCIONES COTIDIANAS.
Ayer me volví a sorprender por dos veces. Para bien o para mal fueron cosas cotidianas que en diferente manera no dejan de emocionarme. Y no quiero que dejen de hacerlo. Vi nevar. Me encanta la nieve, me gusta ver como caen los copos sobre el suelo y como luchando contra el calor terminan cuajando. Me da tranquilidad, me gusta tocar la nieve y descubrir las estrellas de cristal que forman todas juntas una alfombra blanca. Es muy simple, pero me emociona. Seré básico, no lo se.
El otro asunto es menos bucólico, de hecho es enervante, pero no deja de disparar en mí una dosis de sentimientos. ETA volvió a matar. Porque si, y para nada. Perros fascistas que nada tienen que ver con la izquierda, que ignoran al pueblo y por ende no encabezan ninguna revolución. Perros fascistas cobardes que matan a bocajarro, por la espalda a personas indefensas, militares o civiles y riegan de sangre un pueblo que no sabe más que decir basta, que no puede devolverles con la misma moneda, porque vivimos en democracia o no se que. Ay si de mi dependiera. Cabrones.
En cualquier caso me quedo con la nieve, que me apetece estar de buenas, y quiero pensar que pese a cumplir años no voy a perder la capacidad de sorprenderme y emocionarme con cosas básicas y cotidianas. Si dejo de hacerlo creo que habré muerto.
El otro asunto es menos bucólico, de hecho es enervante, pero no deja de disparar en mí una dosis de sentimientos. ETA volvió a matar. Porque si, y para nada. Perros fascistas que nada tienen que ver con la izquierda, que ignoran al pueblo y por ende no encabezan ninguna revolución. Perros fascistas cobardes que matan a bocajarro, por la espalda a personas indefensas, militares o civiles y riegan de sangre un pueblo que no sabe más que decir basta, que no puede devolverles con la misma moneda, porque vivimos en democracia o no se que. Ay si de mi dependiera. Cabrones.
En cualquier caso me quedo con la nieve, que me apetece estar de buenas, y quiero pensar que pese a cumplir años no voy a perder la capacidad de sorprenderme y emocionarme con cosas básicas y cotidianas. Si dejo de hacerlo creo que habré muerto.
03 diciembre 2008
LA PUERTA
02 diciembre 2008
¡¡¡¡MALAYA RESISTE!!!!
Ayer estuve por casualidad en una concentración a favor de la okupación, protestando por el desalojo de un edificio pocas horas antes. Parece ser que el edificio pertenece a alguno de los chorizos encausados por el caso Malaya, edificio que por cierto se encuentra en un estado deplorable, cercano a la ruina, a la espera de que el ansia especuladora le haga pasar a mejor vida, y a sus dueños también.
Entonces llegan los que juzgan a los okupas, gente mayor y otra que no lo es tanto, y dicen que trabajen como todo el mundo, que cada cual es libre de hacer lo que considere con sus propiedades, como si quiere dinamitar el edificio, en fín, argumentos de este tipo. Y estos argumentos, simples como la baba, no hablan de los movimientos de barrio, del desarrollo comunitario, de la labor educativa y social que se llevan a cabo en multitud de centros ocupados. De cafés y comidas a precios asequibles, de comida sana, de creatividad, de conciencia crítica, de decir no al deterioro de los barrios a manos de carroñeros que solo entienden de índices de precios, plusvalías y globalización como mecanismo de enriquecimiento a costa de otros. Por cierto, que esos otros, somos la mayoría.
Y yo digo que me parece estupendo que haya gente que siga dinamizando una utopía que llamamos un mundo mejor, que haya personas que pudiendo vivir cómodamente eligen protestar, la mayoría de las veces con ambiente festivo y buen rollo, contra una sociedad que poco a poco se despeña por una pendiente llamada consumismo, destrucción del medio ambiente, mercantilización de las personas y las cosas. Y por cierto, a aquellos que dicen que cada cual es libre de hacer lo que quiera con sus propiedades, les diré un par de cosas: El gobierno expropia a precios de risa terrenos para hacer carreteras, vías de ferrocarril, centros comerciales y demás obra pública, porque prima el interés común por encima del individual. Así que en estos casos, habida cuenta que el gobierno no lo hace, alguien tendrá que hacerlo. Para terminar solo una cosita: ¿Es legal que yo vaya a la puerta de un comedor para transeúntes y queme delante de sus paupérrimos caretos doscientas toneladas de solomillo (solomillo que es de mi propiedad)? Probablemente es legal. ¿Y ético?
Salud y lucha. “Hoy nos vamos pero mañana volveremos. Malaya resiste”.
Entonces llegan los que juzgan a los okupas, gente mayor y otra que no lo es tanto, y dicen que trabajen como todo el mundo, que cada cual es libre de hacer lo que considere con sus propiedades, como si quiere dinamitar el edificio, en fín, argumentos de este tipo. Y estos argumentos, simples como la baba, no hablan de los movimientos de barrio, del desarrollo comunitario, de la labor educativa y social que se llevan a cabo en multitud de centros ocupados. De cafés y comidas a precios asequibles, de comida sana, de creatividad, de conciencia crítica, de decir no al deterioro de los barrios a manos de carroñeros que solo entienden de índices de precios, plusvalías y globalización como mecanismo de enriquecimiento a costa de otros. Por cierto, que esos otros, somos la mayoría.
Y yo digo que me parece estupendo que haya gente que siga dinamizando una utopía que llamamos un mundo mejor, que haya personas que pudiendo vivir cómodamente eligen protestar, la mayoría de las veces con ambiente festivo y buen rollo, contra una sociedad que poco a poco se despeña por una pendiente llamada consumismo, destrucción del medio ambiente, mercantilización de las personas y las cosas. Y por cierto, a aquellos que dicen que cada cual es libre de hacer lo que quiera con sus propiedades, les diré un par de cosas: El gobierno expropia a precios de risa terrenos para hacer carreteras, vías de ferrocarril, centros comerciales y demás obra pública, porque prima el interés común por encima del individual. Así que en estos casos, habida cuenta que el gobierno no lo hace, alguien tendrá que hacerlo. Para terminar solo una cosita: ¿Es legal que yo vaya a la puerta de un comedor para transeúntes y queme delante de sus paupérrimos caretos doscientas toneladas de solomillo (solomillo que es de mi propiedad)? Probablemente es legal. ¿Y ético?
Salud y lucha. “Hoy nos vamos pero mañana volveremos. Malaya resiste”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)