SERVICIOS SOCIALES PARA TODOS Y TODAS. NO A LOS RECORTES

20 abril 2007

LA IGUALDAD TIENE TRAMPA.


Al hilo de la situación en la que me encuentro en la actualidad, me asaltan determinadas dudas. Y me pregunto porqué, yo persona de pleno derecho de esta sociedad en la que vivo, me tengo que encontrar en una situación de desigualdad que no es sino la perpetuación del machismo imperante desde hace siglos. Queremos igualdad. Si. Si, pero… Nadie va a estar más a favor que yo en lo que se refiere a la igualdad de la mujer y el hombre. Apoyo a las mujeres en su lucha por ser miembros activos de participación en todos los ámbitos de la sociedad. La igualdad sería algo así como conseguir que participen al cincuenta por ciento en todos los ámbitos de la vida, a nivel laboral, social, familiar…

Y aquí radica la trampa. Quieren participar al cincuenta por ciento en todo menos en una cosa. En relación a los hijos quieren mantener una autoridad que tiene sus raíces en la concepción machista de mujer como ama de casa y al servicio de la familia. Para eso no queremos igualdad, solo queremos hacer la revolución en aquellos aspectos en los que consideramos que estamos en inferioridad. En los otros, y concretamente en los aspectos relacionados con los hijos, quieren seguir manteniendo una dictadura férrea con la tranquilidad de saber que el poder judicial las ampara.

Entonces me he puesto a pensar en las leyes contra la violencia de género. Trabajo a diario con mujeres maltratadas y me alegra el hecho de que pongan a mi servicio herramientas para optimizar mi labor en este sentido. Pero, ¿Porqué lo llaman violencia de género?. En estas leyes no se hace referencia al hombre sino es como agresor, nunca se habla de él como posible víctima. Según la RAE la definición de género es la siguiente:

(Del lat. genus, genĕris).
1. m. Conjunto de seres que tienen uno o varios caracteres comunes.
2. m. Clase o tipo a que pertenecen personas o cosas.


Estas definiciones me llevan a pensar que lo femenino tiene tanto de género como lo masculino, pero en la ley se da por hecho, y como tal se aplican las leyes, que el agresor es el género masculino y la víctima, el género femenino. Con lo cual la ley debiera llamarse Ley de prevención de violencia de género masculino sobre el femenino.

Volviendo a la mencionada ley (en este caso la Ley de la C.A. de Madrid 5/2005, de 20 de diciembre, integral contra la violencia de género de la Comunidad de Madrid.) que protege a la mujer y en ningún caso al hombre, su artículo segundo de su título segundo recoge:

La Violencia de Género a que se refiere la presente Ley comprende toda agresión física o psíquica a una mujer, que sea susceptible de producir en ella menoscabo de su salud, de su integridad corporal, de su libertad sexual, o cualquier otra situación de angustia o miedo que coarte su libertad. Asimismo, se considera Violencia de Género la ejercida sobre los menores y las personas dependientes de una mujer cuando se agreda a los mismos con ánimo de causar perjuicio a aquélla.


Si cambiamos el concepto “mujer” (único género protegido por esta ley) por el de “hombre” nos sale como resultado cientos o miles de padres maltratados diariamente sin ninguna protección o amparo. El problema es que en este país no se considera violencia contra un ser humano el hecho de que éste solo pueda disfrutar de un treinta por ciento de la vida de su hijo, se sigue considerando natural, que pese a gozar de exactas condiciones socio laborales y económicas ambos progenitores, la mujer tenga un derecho natural y prioritario sobre el hijo menor. Pues es una pena, y yo lucharé contra esta injusticia, porque tan natural es que la mujer tenga preferencia en el contacto con un hijo como que no tenga derecho a votar. ¿O ambas son reminiscencias machistas? La madre impone y el juez dispone. La violencia y la igualdad son cosas de todos, basta ya de hipocresía.

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