Hay días en los que uno se levanta y piensa que ser español es chachi. Pero chachi chachi. Yo hoy me he despertado normal, con sueño, pero ha sido escuchar la radio y oye, que país, que maravilla. Resulta que un menda se encerró durante catorce horas en su casa, armado con un único rehén. Consigo mismo. Eso sí, había amenazado, todo en serio, con volarle la tapa de los sesos a su rehén, es decir, a sí mismo. Pues resulta que en vez de entrar a saco en la casa y dejar que el pájaro se auto de boleto, han estado toda la noche negociando con él. Que si venga por favor, que si se sensato, que si hay otras salidas… Las salidas del amigo básicamente consisten en una temporada entre rejas, porque amén de haber sido detenido en múltiples ocasiones, está pendiente de juicio por intentar dar matarile de dos cuchilladas a su novia hace tiempo . Ya me recreo yo el panorama, los Geos venidos de Madrid, la negociadora intentando que el hombre desista. Un espectáculo. Uno piensa que en este país de funcionarios correosos, lo normal sería que llegara el tipo de la funeraria y le gritara desde fuera (no es cuestión de arriesgar demasiado que a uno no le pagan plus de peligrosidad) al secuestrador-rehén: “¡Eh tu! ¡Mira a ver si le aprietas al gatillo y atinas sin manchar mucho, que salgo a las tres y tengo que llevar al retoño al dentista y después voy a ver a la suegra!, y si no venga usted mañana”.
Pero no, vivimos en un estado de bienestar en el que no dudamos en sacar la chequera para atender al prójimo. Un momento que me estoy secando las lágrimas. Ya. No como esos países bárbaros en los cuales no hubieran dudado en abatir por la vía rápida al agitador. Es que por más que lo intento no me imagino a los CRS franceses negociando con un tío que amenaza con suicidarse. Pero en fin, que hoy me siento orgulloso de ser súper español de la muerte, de haber escuchado alguna noticia diferente, que estaba ya hasta los güevos de las elecciones catalanas, y ser consciente que en esta noble patria intentamos que todo el mundo tenga una vida digna e integra, aunque vaya a ser entre rejas el próximo lustro.
Pero no, vivimos en un estado de bienestar en el que no dudamos en sacar la chequera para atender al prójimo. Un momento que me estoy secando las lágrimas. Ya. No como esos países bárbaros en los cuales no hubieran dudado en abatir por la vía rápida al agitador. Es que por más que lo intento no me imagino a los CRS franceses negociando con un tío que amenaza con suicidarse. Pero en fin, que hoy me siento orgulloso de ser súper español de la muerte, de haber escuchado alguna noticia diferente, que estaba ya hasta los güevos de las elecciones catalanas, y ser consciente que en esta noble patria intentamos que todo el mundo tenga una vida digna e integra, aunque vaya a ser entre rejas el próximo lustro.