SERVICIOS SOCIALES PARA TODOS Y TODAS. NO A LOS RECORTES

16 junio 2009

DANIEL.





Llevo unos días pensando un montón en ti. Por una vez no te voy a explicar el porqué, porque no lo entenderías. Hace tiempo que no te dedico un espacio aquí, donde suelto cualquier cosa aferrado al anonimato de la red, pero casi siempre trato de decírtelas en casa, en nuestros ratos, en nuestros juegos. Pero ayer yo estaba triste y según te saqué del baño me abrazaste y me besaste el hombro, sin más, sin habértelo pedido. Y de pronto quise decirte aquí cuanto te quería, lo que significas para mi, quise darte las gracias, siempre lo he dicho y lo repetiré: Tu me enseñaste a amar, a amar de verdad, sin tapujos, sin esperar nada a cambio, querer por querer, me diste tanto el mismo día que te vi por primera vez que creo que nunca, por más que me esfuerce, podré devolverte ni un poco de lo que me has dado.

El caso es que vivo por ti, para ti, te has convertido en mi pequeño reducto llamado familia. Algún día seremos más, compartiremos con otros, pero hoy estamos tú y yo. Ya te lo dije en el hospi cuando tuviste a bien desembarcar en este mundo enmarañado, somos un equipo colega, y ahí seguimos. El caso es que me asaltan un montón de miedos, miedos por ti, miedos por mí. Miedo a no hacerlo bien, a equivocarme, a no saber que decirte, a no saber llevarte, acompañarte. De momento lo intento como puedo, a veces mejor y a veces peor, pero siempre lo hago con cariño, siempre te tengo ahí presente. Quiero que sepas que haga lo que haga en la vida, tome las decisiones que tome, siempre te tendré presente, siempre velaré por ti. Y es probable que muchas de ellas no te gusten, de hecho si piensas ahora que mamá y papá son unos gruñones, espera a tener doce años más, que vas a flipar. Pese a todo solo quiero una cosa para ti, que crezcas sano y feliz, y hasta el momento lo vamos consiguiendo, toses, mocos y demás patologías recurrentes aparte.

Daniel, nos queda mucho que disfrutar juntos, nos quedan también muchos encabronamientos que superar, pero si quiero decirte, que si hay una causa en el mundo por la que me dejaría el aliento, la piel y la vida ese eres tu, y quiero que seas independiente, que te bandees por la vida con soltura, que hagas lo que hagas lo hagas con pasión, y que vivas, que vivas con intensidad y disfrutes de las cosas, de la gente. Y que sepas que siempre me tendrás ahí, no para hacer lo tuyo, pero si para apoyarte y darte aliento, eso es un equipo trol, trabajar juntos para conseguir un mismo fin.

Te quiero mi niño.

15 junio 2009

INFAME SALA DE TRÁNSITO HACIA NINGÚN LUGAR.


Podría ser un polideportivo. Las grandes teselas azules de la entrada darían cierta sensación de frescor si no fuera por el sol que cae a plomo sobre Madrid. Y por lo sórdido de su fin. Estoy en la puerta del CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros). El sofoco de la entrada acompaña en consonancia con la angustia de los que allí esperan. Familiares y amigos de los reclusos (la administración y sus represores vericuetos les han convertido en convictos sin causa) esperan horas a poder pasar para mantener un breve contacto visual de cinco miserables minutos. Cada día se acercan a este complejo amarillo, enrejado (las rejas que dan al exterior han sido decorosamente disimuladas con planchas de acero azul, todo muy estético) los familiares y amigos con la incertidumbre de no saber si sus seres queridos siguen allí o si la maquinaria vomitiva les ha expulsado con nocturnidad y sin ninguna vergüenza.

A. me cuenta que hace siete días le pidió a su pareja, W. si podía bajar a por queso. Eran las once de la noche. No le ha vuelto a ver. Pasaron veinticuatro horas antes de que un abogado de oficio la llamara para informarle de la detención de su chico. ¿El delito? Ninguno. ¿El fallo? No tener los papeles en regla. ¿Resultado? Cuarenta días de internamiento como máximo con la posibilidad de ser expulsado de este nuestro estado de bienestar en cualquier momento. A. se lamenta. Dice que es su culpa, por mandarle a por el queso. Le digo que no, que ese día fue el queso, pero al siguiente hubiera sido el pan, o unas aspirinas, o un paseo en pareja, como le gusta hacer a la gente, como nos gusta vivir en el ejercicio de nuestras libertades, haciendo nada más que eso, lo normal.

Una mujer grita que a su pareja será probablemente deportado esta noche. Si no fuera así el lunes saldría libre, con carta de expulsión pero libre. Que vergüenza da hablar con estos términos cuando no hay delito de por medio, cuando las administraciones arremeten con desprecio contra el diferente. UN papel. Un solo papel como salvo conducto para poder salir a la calle a tomar un café, a llevar a los niños al parque, un salvo conducto para poder vivir sin miedo. Queremos pincharles su burbuja, esa burbuja que un día llenaron de ilusión, sacrificio, lealtad y entrega y en ella embarcaron para tener un futuro mejor, el suyo, el de sus padres e hijos. Y eligieron sufrir lejos de casa, respirar dentro de esa burbuja, para que los suyos inflaran la suya. Y nosotros se la pinchamos. Mientras, los hijos del que es posible se encuentre en Marruecos cuando escribo esto, corretean en el patio del CIE. Son pequeños y no entienden lo que pasa. Eso que se ahorran, porque yo tampoco soy capaz de entender el porqué de esta vergüenza institucionalizada, y no soy niño, ya no, y me cuesta asimilar la angustia que me genera.

El policía de la puerta grita números con un desprecio difícil de digerir. Es un chaval joven. No es mayor que yo, pero se viste con unos aires que no le entran en el uniforme, ese uniforme con el que imparte miedo y una doctrina que ni conoce ni ganas tiene de conocer. Trata con brusquedad a las personas allí congregadas. Si este tipo habla sin ningún disimulo así a los de fuera como tratarán a los de dentro. Noticias se tienen de malos tratos, humillaciones y racismo entre los muros de esa enorme e indecente sala de tránsito.

Es por ello que es responsabilidad de todos pedir que se cierre semejantes centros de ignominia y castigo, porque no se puede castigar por nada, y aún cuando se deba hacerlo, se debe hacer con respeto y consideración. No se como va a acabar esto, como no saben los internos del CIE cual será su destino, pero de momento hay que hacer lo que podamos, juntos. Manifestarse en contra de la ley de extranjería es un primer paso, así que…



MANIFESTACIÓN CONTRA LA LEY DE EXTRANJERÍA

SÁBADO 20 DE JUNIO A LAS 20H

Lugar: PLAZA DE ALUCHE

08 junio 2009

OTRO MODELO ES POSIBLE.


Más de lo mismo. Votos repartidos entre dos partidos neoliberales que copan el espectro político de este nuestro país, estado, nación o lo que coño sea. Total, que siguen predominando los partidos políticos neoliberales y de derechas por todo Europa, con discursos anclados en políticas capitalistas de reducción de la presión fiscal y del gasto social, un “que cada cual se apañe” que dará al traste con trabajadores, familias, bienestar…Empecinados están en sacar a flote un modelo productivo que se ha mostrado perverso e ineficiente dentro de las fronteras de cada país y entre los países desarrollados y los que ahora se llaman emergentes. Los que no están emergiendo esos ya están jodidos pero de verdad.

La izquierda debe replantearse la situación. Si un obrero vota a la derecha es que algo no funciona. La izquierda debe, no tanto replantearse su doctrina, como si darle la forma necesaria para que sea comprensible para todos. Dejemos atrás los grandes discursos, la ortodoxia sobre modelos y sistemas, hablemos con la gente, los trabajadores, las familias. No puede ser que la ingente cantidad de votos que acapara la derecha española sea exclusivamente “voto rico”. Algo se está haciendo mal.

Hagamos entender al trabajador que el principal capital de la producción es Él, que la fuerza de trabajo que saca adelante un país, una nación o la esquina de mi barrio, es Él, y que se debe combatir los sistemas que priorizan los intereses de unos pocos por encima del reconocimiento a la fuerza del trabajo. Y los partidos dominantes en Europa defienden el capital, pero su capital no es el trabajador, es el beneficio de las grandes corporaciones, las que plantean EREs con el único fin de mantener sus beneficios, las que explotan a los trabajadores aupados por el miedo al desempleo, las que perpetúan un sistema corrupto gracias a poderosos grupos de presión generalmente agrupados a través de medios de comunicación. Esos son los que hoy copan Europa, los que plantean Tratados de Lisboa, constituciones europeas, acuerdos de libre comercio, ampliaciones de jornada laboral.

A todos ellos, hoy les votan los ricos, si, pero también los trabajadores. Algo estamos haciendo mal. Recontextualicemos, adaptémonos. Hagamos posible otro modelo productivo, anticapitalista, justo, produzcamos lo necesario para satisfacer las necesidades de las personas y no excedentes que colocar en el mercado a través de la creación de falsas necesidades y miedos ingobernables.



Salud.

04 junio 2009

¿DE DONDE ES WALL·E?


No se si a medida que crecemos maduramos o nos hacemos gilipollas. Cada vez me inclino más por lo segundo. El otro día estaba yo en el parque con mi señor retoño cuando un chavalín de cinco años se acercó a Daniel y le pidió jugar con él. Al cabo de un rato de jugar con los animales de mi vástago, el otro chaval se marchó para volver a los pocos minutos con un Wall-E de peluche.

Después de someterme a un severo interrogatorio para confirmar mi paternidad sobre Daniel (el caso es que el chiquillo no acababa de fiarse y no hacía más que repetirle a Daniel “¿pero es tu padre?” como si de alguna manera le estuviera diciendo “si este tipo te tiene retenido contra tu voluntad hazme una señal que voy en busca de ayuda…”) me soltó un,

- Wall-E también se dice así en inglés.
- ¿Ah si? Curioso…-
no supe que más decir.
- Si. Y también en castellano.

Acabáramos, no me cuadra que un niño de cinco años diga “castellano”.

- Y en euskera...

Aclarado.

- ¿De donde eres Diego?- le pregunté con curiosidad.
- De Durango.- Reconozco que lo dijo con ese acentillo que me hizo echar de menos un “ostia” al final de la frase.

Y a partir de ese momento se abrió la veda. El tal Diego tuvo a Durango en la boca todo el rato, que si en Durango tengo dos teles, que si en Durango tengo nosequé dinosaurios…y el caso es que Daniel escuchaba (o no) con total naturalidad, como si conociera Durango de toda la vida. Después, y volviendo al tema de mi cuestionada paternidad, Daniel le contó a Diego, vecino de Durango para más señas, que él tenía una casa de su mamá y otra de su papá (creo que Diego me volvió a mirar de reojo), que además tenía una casa nueva; “¿de tu mamá?” preguntó Diego. “No de papá” contestó Daniel. La conversación iba por unos derroteros incomprensibles, y de hecho creo que a Diego se le ocurrieron un par de preguntitas para sus padres, pero el caso es que entre conversaciones de Durango y nuevas composiciones familiares transcurrió el rato.

No se cuanto entendieron el uno y el otro, el caso es que jugaron con una cordialidad y una naturalidad que ya me gustaría para muchos adultos que generan rechazo al otro por su procedencia (lo dice uno que tiene amigos que se niegan a pisar el país vasco o a comprar en determinados comercios por el simple hecho de ser vascos). Igual es eso lo que nos hace falta, seguir siendo niños, no cargarnos de prejuicios imbéciles que no hacen sino separarnos y distanciarnos, y jugar como Daniel y Diego con el que tenemos delante, con un Wall-E de peluche o con lo que nos salga del hipocondrio, sin que nos importe si el bicho en cuestión es de Durango o de Villaridruejo del Potojo.

Turula dixit.