Voy
a hacer algo que no he hecho antes. Pero me ha parecido interesante el artículo
y quiero compartirlo con vosotros. Lo que viene a continuación del enlace es mi
respuesta al mismo, espero que cada uno reflexione sobre un asunto tan
importante y que avancemos hacia nuevos modelos.
El
artículo en cuestión lo podéis leer en: http://politikon.es/2012/06/25/vladimir-lenin-annonymous-y-el-fracaso-del-15-m su
título es "Vladimir Lenin, Anonymous y el fracaso del 15-M". Y ahí va mi respuesta:
No
solo me parece interesante sino que estoy totalmente de acuerdo, salvo por el
hecho de denominarlos “revolucionarios profesionales” ya que me suena demasiado
a lo de “políticos profesionales”, que son en gran medida los que nos han
metido en este tinglado.
Siempre
he defendido la idea de que en un movimiento tan amplio como el 15M se tiene
que aprovechar las potencialidades de cada uno, confiando en que la delegación
de una responsabilidad en determinados sujetos no va a derivar en un abuso de
poder ni en un monopolio de protagonismo. Si a alguien se le da bien moderar,
que modere, el que sabe de comunicación que comunique, quien domine cuestiones
económicas que maneje esa área… y así sucesivamente.
Desaprovechar
las cualidades de los individuos en beneficio del grupo por un miedo previo a
caer en un monopolio del liderazgo nos va a condenar a la inoperancia.
Defendemos un nuevo modelo social y político y sin embargo no nos atrevemos a
consolidar a través de figuras estables (físicas o jurídicas) esas propuestas.
Queremos cambiar el modelo pero no ofrecemos alternativas de cambio global,
entendiendo global como aquellas opciones que podamos ofrecer a las personas no
involucradas en las múltiples iniciativas de barrios. ¿Qué opciones tiene mi
madre a la hora de generar cambio? Ella no saldrá a la calle nunca, pero le
gustaría cambiar el modelo a través de lo que sabe. El voto. Creo que el movimiento 15M y las diferentes
entidades (estas si figuras jurídicas registradas) que están organizadas en
torno al movimiento deberían plantear una propuesta política seria a través de
una formación estable y viable, que lleve como programa las diferentes
propuestas surgidas en las múltiples comisiones y asambleas.
El
reto, difícil por otro lado, consistirá en no caer en los vicios
institucionales que tanto hemos criticado. ¿Pero acaso no somos capaces de
hacerlo?, ¿No hemos crecido suficiente
durante estos meses para creer que podemos lograrlo sin caer en el liderazgo
abusivo de unos pocos? Hay modelos que combinan lo asambleario con figuras
visibles, si bien es cierto que suelen ser estructuras piramidales en las
cuales una vez generado el estrecho círculo de poder en la parte de arriba, y
si este se vicia hasta perder la perspectiva, se convierte en dictadura. Véase
Cuba. Nosotros sabemos de modelos, hemos criticado muchos y propuesto otros
tantos. Podemos hacerlo. Podemos adoptar un modelo de funcionamiento
asambleario con figuras de liderazgo elegidas por todos y con un tiempo
limitado de asunción de dichas responsabilidades (así como otros mecanismos de
control).
No
voy a terminar apelando a que es el momento de actuar y ese tipo de arengas
porque esa frase está muy añeja ya. El momento es hoy al igual que lo fue ayer
y hace unos meses. Probablemente no sea mañana, aunque espero que en el futuro
si se pueda. Mi opción nunca ha sido crear un mundo paralelo, en la acera de
enfrente del capitalismo en el que refugiarnos los que percibimos el bienestar
y el crecimiento en términos de igualdad y justicia social. Mi opción ha sido,
es y será modificar las estructuras para que tengamos una única sociedad
inclusiva, diametralmente opuesta a la dictadura del capital y los mercados en
la que estamos inmersos (ahogados diría yo) donde quepamos todos, donde haya un
reparto equitativo de riqueza, donde impere el bienestar, la igualdad y la
justicia social.
Y
creo que para esto hace falta organización y liderazgo. Y desde luego consultas
y asambleas.