No se como empezar. Es que es tan absurdo y tan patético que me quedo en blanco. Básicamente estas cosas me sirven para reafirmarme en mi creencia de que los nacionalismos son un lujo que se otorgan los privilegiados para no poner empeño en subsanar los defectos de la sociedad en la que vivimos. Que son muchos y jodidos.
Recuerdo aquello que propuso el Bloque Nacionalista Galego para que las muñecas falaran galego cuando les apretabas la barriga. Me parto por no llorar. Ahora el gobierno catalán ha aprobado por decreto que los hoteles de esa comunidad autónoma para poder ser de cuatro o cinco estrellas deben servir pan tumaca en el desayuno. Que si no fuera porque es verdad sería propio de la Paramount Comedy. Es como si en Andalucía obligan a poner salmorejo, en la Comunidad valenciana paella, en Madrid callos y en Galicia pulpo a feira.
Hay que ser muy pero que muy gilipollas, pero con todas sus letras, derivado de gilí según la RAE, c’est a dire: tonto, lelo. Pero tonto de baba vamos. Ya me he proclamado anti nacionalista en varias ocasiones. Desprecio los nacionalismos, ya sea el español, el catalán, el vasco o el de Ribarridruejo del Potojo. Para mí ser nacionalista es síntoma inequívoco de cierta ignorancia, y un lujo por otro lado ya que siempre se puede consolar un nacionalista, pese a encontrarse inmerso en la mierda, de que la butifarra, las filloas o los flamenquines de su pueblo son denominación de origen y debieran ser patrimonio de la humanidad.
Yo no entiendo mucho de política ni de marketing, pero si los nacionalistas catalanes se van a poner a babear como atolondrados y van a votar a tal o cual opción el domingo por que en los hoteles de cuatro o cinco estrellas (que por muy nacionalistas que sean la mayoría no pisará en su puta vida por que no podrán pagarlo) van a poner pan tumaca en el desayuno, vaya mierda de política y vaya tristeza de votantes.
El mundo es de todos y todos debiéramos preocuparnos no por nuestras parcelas sino por la gente que en el mundo vive. Seguro que nos iban mejor las cosas…
Salud y República.
Recuerdo aquello que propuso el Bloque Nacionalista Galego para que las muñecas falaran galego cuando les apretabas la barriga. Me parto por no llorar. Ahora el gobierno catalán ha aprobado por decreto que los hoteles de esa comunidad autónoma para poder ser de cuatro o cinco estrellas deben servir pan tumaca en el desayuno. Que si no fuera porque es verdad sería propio de la Paramount Comedy. Es como si en Andalucía obligan a poner salmorejo, en la Comunidad valenciana paella, en Madrid callos y en Galicia pulpo a feira.
Hay que ser muy pero que muy gilipollas, pero con todas sus letras, derivado de gilí según la RAE, c’est a dire: tonto, lelo. Pero tonto de baba vamos. Ya me he proclamado anti nacionalista en varias ocasiones. Desprecio los nacionalismos, ya sea el español, el catalán, el vasco o el de Ribarridruejo del Potojo. Para mí ser nacionalista es síntoma inequívoco de cierta ignorancia, y un lujo por otro lado ya que siempre se puede consolar un nacionalista, pese a encontrarse inmerso en la mierda, de que la butifarra, las filloas o los flamenquines de su pueblo son denominación de origen y debieran ser patrimonio de la humanidad.
Yo no entiendo mucho de política ni de marketing, pero si los nacionalistas catalanes se van a poner a babear como atolondrados y van a votar a tal o cual opción el domingo por que en los hoteles de cuatro o cinco estrellas (que por muy nacionalistas que sean la mayoría no pisará en su puta vida por que no podrán pagarlo) van a poner pan tumaca en el desayuno, vaya mierda de política y vaya tristeza de votantes.
El mundo es de todos y todos debiéramos preocuparnos no por nuestras parcelas sino por la gente que en el mundo vive. Seguro que nos iban mejor las cosas…
Salud y República.