Volvemos a contar con la flamante guerrera en nuestras filas. No es nuevo que deje dicho que María San Gil es una mujer que me gusta pese a las irreparables discrepancias políticas que nos separan en ese campo. Pero ayer volvió a lo que llaman “los ruedos de la política” y yo personalmente me alegro, y mucho. Me alegro porque ha vencido a esa mierda de lacra que cada vez nos asola más, y que han llamado cáncer. Me alegro porque la panda de hijos puta que estaban deseando que pasara a mejor vida deben estar tomando bicarbonato de barril. Y seguro que ahí seguirá, defendiendo unos valores que compartimos de forma distinta. Ella mirará a los cobardes que asesinan por la espalda, pero ella lo hará de frente, a los ojos, con dos cojones, y les dirá cuatro cosas, de mi parte, de parte de todos los que no nos atrevemos a hacerlo. Aquellos que consideren que es muy fácil embarcarse en esta lucha con ocho guardaespaldas, que prueben, a ver si tienen tantos güevos como lenguaza.
Feliz vuelta María, dicho queda que me alegro mucho, porque los que estamos del lado de la libertad y la dignidad sabemos que recuperamos un estandarte que no cae por una mierda de cáncer ni por una panda de asesinos. Lo que no nos mata nos hace más fuertes. Ese es nuestro activo. El tuyo.
Feliz vuelta María, dicho queda que me alegro mucho, porque los que estamos del lado de la libertad y la dignidad sabemos que recuperamos un estandarte que no cae por una mierda de cáncer ni por una panda de asesinos. Lo que no nos mata nos hace más fuertes. Ese es nuestro activo. El tuyo.